viernes, 6 de mayo de 2011

Quince años para nada

El Madrid cae con estrépito en la semifinal ante un gran Maccabi / Tomic y Felipe anotaron la mitad de los puntos del equipo español / El Panatinaikos le gana a Siena la primera semifinal

Han sido quince años sin estar a la altura y la noche en la que se pedía al club más laureado de Europa, que lo volviera a estar, ha sido nefasta, funesta y de claro color amarillo. El Maccabi pasó por encima del Madrid en el partido y en el orgullo y le dijo al conjunto de Molin que esta Final Four es para otra cosas, es para equipos mayores en Europa.

No estuvo el Madrid a la altura ni muchos jugadores. Para ser sincero, cinco de la plantilla (Rodríguez, Llull, Fischer, Tucker, Mirotic) que fueron los que no aportaron apenas en el encuentro, los que no aparecieron en ningún momento como si estuvieran físicamente en el Sant Jordi, pero sin alma, sin espíritu. Hubo otros tres que ni siquiera participaron. Velickovic, Vidal y Begic se quedaron en el banco viendo el desastre de sus compañeros, sobre todo en el último cuarto, un auténtico espanto.

Sí estuvieron en el partido Prigioni, Suárez y, sobre todo Tomic y Felipe. A estos dos últimos hay que agradecerles que el Madrid no perdiera ayer por treinta puntos. Los 32 entre los dos jugadores (17 el croata, 15 el cordobés más catorce rebotes) fueron lo único bueno y, para ser justos, los que mantuvieron con vida al Madrid hasta mediado el tercer cuarto. Dos jugadores anotaron más de la mitad de los puntos de todo el equipo. ¿Es necesario seguir analizando?

Porque fue en ese momento, a cuatro y medio para el final de la tercera entrega cuando, no por el resultado pero sí por sensaciones, empezó a deambular el Madrid. Aún así, dos jugadas defensivas y un buen triple de Suárez dejaron a los de Molin a ocho antes de la batalla final. Una batalla que no existió porque los israelíes dominaron ese cuarto a sus anchas, anotando 27 puntos por 16 rivales. Fue en ese tramo de cuatro minutos del tercer cuarto y cuatro del último donde Felipe y Prigioni estuvieron sentados por decisión, algo controvertida de un Molin al que le vino grande la semifinal. También le vino grande, seamos justos, a varios jugadores blancos que no tuvieron presencia. Destacar en esta nefasta actuación la aportación de Clay Tucker, autor de tres puntos, los finales con un segundo por jugar. Nada de nada de la gran adquisición "tiradora" del equipo blanco a principios de julio. Lleva unos partidos que si no juega nada, nadie lo notaría. Así está el patio.

Y sin esa referencia exterior no puedes ganar a nadie. El Madrid lanzó 22 triples para anotar seis. El Maccabi lanzó 21 para anotar 11. Ahí está la clave. Luego coge más rebotes que el rival, lanza mejor tiros libres, aporta más con tus pivots, pero dará igual. La clave es que en este deporte tienes que meterla en un aro y el Madrid anduvo negado toda la noche.

Y eso que no fueron malos los comienzos. Ya hemos comentado los minutos finales, pero el comienzo fue prometedor. El Madrid estuvo en el partido sujetando bien a Pargo, a Schorsianittis. Pero no contó con Eidson, sutor de 19 puntos, excelso en el tiro, sublime en determinadas defensas, autor del desquicio general blanco en la segunda parte. La pena es que al conjunto español le temblaron las piernas en determinados momentos. Ayer tocó la noche aciaga, que no hemos visto, desgraciadamente, pocas veces este año en la casa blanca. Tocaba la noche en que todo sale del revés cuando tiene que salir bien. Un desastre.

La primera semifinal la ganó el Panatinaikos, no sin sufrir, ante el Siena y griegos e israelíes jugarán el domingo por el título. Será el quinto del PAO, el séptimo de Maccabi. Será un partido estelar que seguirá al de la consolación, el que no le gusta jugar a nadie, que enfrentará a los perdedores Madrid y Siena.

La reflexión llega ahora en el club blanco. A bote pronto, dos cosas. No hay entrenador, no hay tirador estrella. Con una de las dos cosas se puede ganar la Euroliga. Con las dos estarás a tope todo el año. Pero últimamente al Madrid se le olvida siempre una. Y eso se notó ayer demasiado.

48 horas para volver a ser grande

El Madrid compite, quince años después en una Final Four / Arranca esta noche ante Maccabi sin pronóstico claro / Siena-Panatinaikos la otra semifinal

Era un 13 y eso siempre es signo de mala suerte, pero aquel día de abril, Jueves Santo de 1995, el Real Madrid alzaba en Zaragoza su octava Copa de Europa, ganando al Olympiakos en la final. Un año después lo intentó de nuevo en París, pero aquella noche de 1996 un potente Barça le quitó las opciones en semifinales. Quince años después el equipo blanco vuelve a optar a ser grande en Europa y lo hace, qué curioso, en territorio de su máximo enemigo. En territorio propio pero ajeno. En el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Curiosamente, los dos equipos que se enfrentaron al Madrid en estas dos últimas Final Four eran, tres lustros después, los mejores en este curso, pero ninguno de ellos está en este fin de semana vibrante para el basket en el que cuatro equipos se disputan a cara o cruz el máximo cetro europeo. Un fin de semana de competición sublime, lleno de tensión que terminará, por obra y gracias del Maccabi y de su insistencia para jugar tan pronto, sobre las seis y media de la tarde del próximo domingo.

Arranca el Madrid esta noche (21.00 h, Teledeporte) su intento de retornar a la grandeza ante los israelíes sin un pronóstico claro. Queda demostrado de sobra que, hombre por hombre, el Madrid es mejor, pero este Maccabi ha luchado hasta la extenuación para encontrarse ahora en esta tesitura. No entraba en los planes de casi nadie para luchar por el título y los de David Blatt han podido sacar fuerzas de flaqueza cuando ya creíamos que no tenían.

Un buen bloque que hoy hará sufrir al Madrid. Tanto, que es complicado apostar claramente por una victoria blanca en la semifinal de esta noche. No son, en absoluto, mal equipo, y tienen cosas que al Madrid le pueden hacer daño. Para empezar, la mole Big Sofo, Schorchianitis, con el que tendrán que lidiar Fischer, ex del equipo israelí, Felipe y Tomic. Y eso es mucho decir porque, aunque no demasiado alto (2.07), la criatura pesa 143 kilos.

Si el Madrid para este aspecto y luego sujeta bien a tiradores como Eidson, Perkins y, sobre todo, Jeremy Pargo (hermano de Janeero, el NBA) habrá hecho mucho. Pero es fundamental que el Madrid sea el de las grandes ocasiones esta temporada. Hay que rcoordar que, salvo el día del Barça en la Copa, siempre ha respondido el equipo blanco en este curso tan movido. Tras la marcha de Messina, el grupo de Molin ha logrado hacerse un hueco entre los grandes europeos y ha ganado al equipo azulgrana en ACB. Es cierto que ha habido noches aciagas esta temporada pero el objetivo está cumplido. Están en Barcelona a dos partidos de proclamarse campeones de Europa.

Para dos jugadores será especial este fin de semana. Pablo Prigioni y Sergi Vidal llegan al Sant Jordi con cuatro Final Four a sus espaldas, todas perdidas. En 2005, 2006, 2007 y 2008 jugaron con el Tau perdiendo siempre. Dos veces fueron eliminados por el CSKA, pero otras dos lo hicieron con el rival de esta noche y en 2005, en Moscú, en la gran final. Alguno apostaban ayer que, solo por el hecho de haber jugado estos partidos, Vidal, inédito este año, tendrá sus minutos en cancha. Estoy completamente de acuerdo porque las sensaciones son vitales en este tipo de eventos.

Antes de que el destino le diga al Madrid si está en la Final o no, Panatinaikos y Siena lucharán por otro puesto en la final (18.00 h, Teledeporte). Favorito, el equipo griego pero con el respeto debido a un grupo, el italiano, que eliminó a Olympiakos y se levantó, de forma milagrosa, de una terrible derrota, 89-41, del primer partido. Algo debe ser este equoipo que propició con una exhibición en la Caja Mágica, a principios de marzo, la dimisión de Messina en el banquillo blanco. Muchos señalan a Simone Pianiggiani, su entrenador y seleccionador italiano, como el artífice de muchos éxitos en la escuadra toscana.

Muchas preguntas tendrás respuesta el próximo domingo ¿Podrá Molin tener como primer entrenador, lo que ya saboreó como asistente de Messina? ¿Ganará Obradovic su séptima Euroliga? ¿Será el Madrid, de nuevo grande en Europa? ¿Podrá Siena dar la campanada y ser campeón de Europa? Todo para el final, como en las grandes películas. Ésta con guión más o menos rígido (Panatinaikos gran favorito) pero con opción a sorpresas. El director se reserva una sorpresa para el final... ¿ o no?

martes, 3 de mayo de 2011

El Panatinaikos, ante su gran oportunidad

ANÁLISIS DE LOS TRES RIVALES DEL MADRID EN BARCELONA. (1)

Se presentan en Barcelona como los favoritos para alzarse con el triunfo. El Panatinaikos de Obradovic se deshizo en los cuartos de final del actual campeón, el Regal Barça, y acecha en casa de su víctima, su quinta Euroliga tras las ganadas en Paris en 1996, Bolonia 2002, Atenas 2007 y Berlín 2009.
Para ese objetivo está marcado este grupo que es un bloque homogéneo sin casi individualidades. Claro que la presencia de Diamantidis y de Batiste puede marcar un partido. Pero por encima de eso, son una gran plantilla. Obradovic dejó claro a principio de año que individualidades las tenía Olympiakos, dejando entender que eran mejores nombres, pero con eso no se ganan títulos y sus vecinos atenienses verán por televisión esta cita en la que todos los expertos dejaron reservados dos lugares de preferencia para Barcelona y Olympiakos. Pues ninguno de ellos está.
El gran Zeljo lucha en el Palau Sant Jordi por su séptima Euroliga. De las cuatro de Panatinaikos él ha ganado tres más las que consiguió con Partizan, Joventut y Real Madrid. En 20 años como entrenador tiene seis títulos y cuatro presencias más en Final Four sumando diez, la mitad de los años que lleva ejerciendo su profesión desde la banda. Una auténtica animalada.
Son favoritos los griegos por el cúmulo de variantes tácticas que puede provocar Obradovic en un partido, unido a la gran talla de casi todos los jugadores. Los citados antes Diamantidis y Batiste son secundados por grandes secundarios. Nicholas y Sato, desechados en ACB pero con una calidad sublime. Fotsis, Tsartsaris, Kalathes, Tepic, Maric. Un plantillón quedará que hablar en Barcelona.
Por supuesto ellos saben que tienen una buena oportunidad. Pero no es menos cierto que esto se juega a cara o cruz.. Ante Siena, la semifinal, tendrá sus complicaciones y la posible final, por supuesto. Obradovic ya se ha curado en salud y ha afirmado recientemente que todos los equipos tienen el mismo número de opciones. No le falta razón si se toma a la ligera esta sentencia, pero el PAO es un poco mejor que los rivales. Eso, al menos, demostraron ante el Barcelona.

lunes, 2 de mayo de 2011

El mérito de Maldonado

Tras varios años de frustración, de sueños rotos y de sensaciones que no llegaban a plasmarse reales, el Fuenlabrada llegará, a no ser de hecatombe monumental, a los play off de la Liga ACB. Y lo hace justo el año en que ha habido problemas y serios. Pero lo hace justo el año en que todos se han unido para un objetivo común.
Y lo han logrado de la mano de un sabio de esto del basket, llamado Salva Maldonado. Campeón de Copa en 1996 con el TDK Manresa, el catalán ha recorrido banquillos ACB con la dedicación de un devoto de este deporte. El trabajo por encima de todo y así ha conseguido objetivos, que no logros deportivos, pero no sólo de títulos vive el buen entrenador.
Desperdiciado en Vitoria por el capricho del presidente Querejeta, Maldonado abandonó aquel Tau con once jornadas disputadas de Liga, por el año 1999. Fue su único despido como técnico. Luego se enganchó a banquillos LEB como el de Orense o Tarragona, hasta llegar a Canarias en 2005. En el club insular vivió su época más feliz y más fructífera. Varios Play off disputados y fases finales de Copa del Rey.
Cuando llegó el año pasado a Fuenlabrada para suplir a Lluis Guil, tenía un objetivo complicado. Rearmar moralmente a un equipo que iba cuesta abajo y logró que el Fuenlabrada no pasara apuros. Esta temporada se propuso dar guerra desde el principio pero tres problemas le han acechado.
El primero, la historia del patrocinador que siempre lastró las aspiraciones deportivas de un equipo que sin presupuesto no iba a ningún sitio. Esa es la teoría pero Maldonado se empeñó en que no fuera así y hasta la jornada 14 el equipo luchaba por la Copa del Rey. Fue entonces, a tres jornadas del ecuador, cuando surgió el segundo problema serio. La marcha de Esteban Batista al Caja Laboral fue un auténtico mazazo, pero un problema solucionaba otro. El dinero llegado por el uruguayo resolvía la falta de patrocinador, pero dejaba al equipo sin Copa del Rey.
El tercer problema serio del Fuenlabrada ha llegado estos días pasados con la marcha de Byombo a un clinic NBA y a un partido en el que jóvenes promesas de todo el mundo se enfrentan con la mirada de ojeadores en el cogote. Y ahí el equipo madrileño ha vuelto a perder poderío interior para enfrentar los partidos decisivos del año. Ha dado igual porque el club ha respondido ganando dos encuentros básicos. Al Bilbao Basket y al Madrid.
Y ahí se encuentra Maldonado a punto de meterse en otros play off como técnico. La batuta del catalán ha guiado a los suyos a una cumbre que muchos no esperaban a principio de año. Por fín, ya digo salvo hecatombe, se va a cumplir el sueño de volver a luchar por el título, algo que no pasaba en Fuenlabrada desde la temporada 2002-2003 con Walter Hermann MVP de aquella liga regular. Pero esta plantilla no es ni de lejos la de aquel año, por eso es necesario fijarse en la figura del banquillo porque sólo así se entiende qué importancia tiene, a veces, un buen entrenador.