El mundo de la canasta suele ser
el protagonista por estas líneas pero hoy me gustaría evadirme un poco. Ha
rondado por mi cabeza durante mucho tiempo este artículo que hoy, al fin, ve la
luz, y es por puro sentido común. Es como la sensación de que una idea la
tuvieras retenida en la cabeza pero ella sóla tiene que salir y cuando las
ideas tiene que salir porque se sienten presas en tu cerebro, salen con vida
propia como si nada las pudiera retener más.
Esto
es un blog de basket porque a mí me apeteció hablar de basket en un rincón de
la red. Como hobby puro, como hago todo lo que se refiera a escribir. Es una
pasión que llevo y que tengo que utilizar. A veces más de lo que lo hago. Pero
esto es un blog en el que tiene cabida alguna idea que no es referente al mundo
baloncestístico, ni siquiera del mundo deportivo. También es un blog para
hablar de otras cosas y hoy me apetece hacerlo de la cantidad de compañeros y
amigos que tengo en dos medios de comunicación que se van muriendo poco a poco.
Uno
ya lo ha hecho y el entierro definitivo es el 15 de enero. ABC Punto Radio dio
carpetazo a siete años de historia la semana pasada con un comunicado que le
unía oficialmente a la Cadena COPE. Más bien, y para que nada se quede en el
tintero, la cadena grande se comía a la pequeña. La COPE coge los postes de ABC
Punto Radio y firman una fusión que hace desaparecer a la hermanita pequeña y
que manda a los trabajadores al paro. Algunos, los menos, pero cuando digo los
menos es la milésima parte de todos los empleados si llega, encontrarán cobijo
en la Cadena de los Obispos. Pero un 99% de gente se quedará sin nada.
Allí
conozco a puros periodistas. Unos son compañeros muy allegados (David Guerra,
Fran Paz, Javi Pérez Sala, Miguel Ángel Guijarro) y los hay que son amigos. Los
llevo en el alma. Por eso sólo me queda decirle a Fran, a Arancha, a Marina a
Pedro, que ánimo porque esto es ley de vida. Una vida muy puta la del
periodista pero real como la vida misma. Una realidad que a veces no nos
consuela que sea así de perra. A nadie le consuela que le claven un puñal. A
nadie. Me consuela a mí, sin embargo, verles tranquilos, porque no están bien,
pero al menos están tranquilos, reflexivos. Hablas con los cuatro y todos
encuentran una realidad al margen. Llevan dentro la tristeza pero salen al
exterior reforzados. Son fuertes y eso me anima. Estarán, por dentro, muy mal,
pero para que no sufras, hacen ver que están bien. Una sensación rara. Tú les
animas con todas las fuerzas del mundo y te acaban animando ellos a tí. Es
tremendo. Es el habitat habitual de un periodista, más en estos tiempos. Es su
terreno
Estoy
seguro que tendrán algo por muy complicado que parezca ahora. Estoy, incluso
seguro, de que volveremos a coincidir en otro medio. Con los cuatro he
compartido experiencias sobrecogedoras con cada uno de ellos. En un sitio y en
otro, en lugares que nunca pudimos sospechar. Haciendo cosas inenarrables.
Desde partidos en los sitios más rocambolescos hasta programas delirantes,
¿verdad Pedro?. Desde una entrevista a Fernando Torres en un Hotel a las
afueras de Madrid hasta un partido de basket con un micrófono de juguete,
pasando por cientos de programas con grandes protagonistas, ¿verdad Arancha?.
Desde una Copa del Rey increíble en Bilbao hasta el Mundial que ganó España,
¿verdad Fran? Desde conocer a una periodista con un futuro inmenso en una charla
que dí en un curso de narración, ¿verdad querida Marina?
Son parte de mi vida. Nunca les
olvidaré.
El
otro medio que se va al garete poco a poco es la radio pública de todos los
madrileños. Onda Madrid se muere poco a poco aunque aguanta más mal que bien.
Cuando escribo esto llevan 140 horas seguidas en vacío sin que nadie dé una
explicación. Dentro de nada 925 personas de todo el ente Radio Televisión de
Madrid se irán a la calle en uno de los ERES más tremendos que se recuerdan. Y
nadie hace nada.
Me
parece de elogiar la valentía de algunos de los currantes natos de esta
emisora. Individualizo en Carlos Sánchez Blas porque es al que más conozco, un
crack de esto del periodismo, un narrador como pocos. Un tipo que cobarde no es
precisamente al denunciar en Facebook y twitter, trabajando todavía allí, que
es una vergüenza lo que está sucediendo. Y lo hace porque, uno, es verdad y
dos, tiene que decirlo ahora, en este momento, trabajando todavía en el Ente.
Me
acuerdo en Onda Madrid de gente enorme que me ayudaron mucho en mis comienzos.
José Luis Poblador, Laura Cabrera, Alfonso Bernardo, el propio Carlos. Me
acuerdo ahora de Rosa Vara de Rey, a la que he conocido por las canchas de
basket y doy fe de la profesionalidad por bandera de la que hace gala siempre.
Me acuerdo de Raquel Cordonié, técnico enorme. Por esos años teniéndote
enfrente cuando uno está en directo. Se merecen lo mejor porque son gente que
ama esto. Si no, no tendría dudas en dedicarle cincuenta míseros segundos a
este artículo. Pero es que son de otra pasta.
Y
eso que considero que no hay muchas clases de periodistas. Los hay que aman la
profesión y los hay que no la aman. Los que están viviendo por ella y los que
dicen que la utilizan para vivir. Los que viven para trabajar en esto y los que
trabajan para vivir de esto. No es lo mismo. Por eso, al ser dos grupos
diferenciados, pero solo dos, nos cuesta tan poco ir en el mismo barco a los
que vamos. No queremos sinvergüenzas en el periodismo, queremos compañeros,
amigos. Esta profesión será perra por unas cosas, por las más, pero es
fantástica por otras, quizás las menos, pero una de ellas es la cantidad de
gente que te encuentras por el camino. Sólo tienes que quedarte con la buena.