Nunca me
pusieron una pistola en la cabeza para estudiar periodismo. Todo lo contrario. La
vocación te viene años antes de empezar la carrera. Mal vas si la estudias
porque es lo único que te queda o porque no tienes otra cosa. No, esto va en la
sangre y lo vas descubriendo con el paso de los años.
Por eso siento
que la profesión va mal. Es evidente. Malos sueldos, malas perspectivas,
horarios larguísimos, apenas con excepción. Malos modos a veces, malas artes en
algunos, malas sensaciones muchos momentos. Pero insisto. No me pusieron una
pistola en la cabeza.
La profesión
va mal y me doy cuenta hace tiempo. Sobrevivimos más que vivimos el día a día.
Hacemos lo que podemos en una auténtica jungla que es la sociedad en general.
Nuestra profesión, bendita como decía José María García, un maestro en todo, es
una jungla en sí misma, pero hay que rechazar lo malo, sobrellevarlo y salir al
exterior, con fuerza. Es la mayor de las ilusiones, el mayor de los retos. Que
ante numerosos obstáculos, salgas adelante y un reportaje, noticia, crónica, lo
que sea, salga contigo.
La profesión
es una mezcla de sensaciones. Es no querer salir de casa un día, y no querer
entrar en ella a la jornada siguiente. Es mandar todo a la mierda un día.
Comerte el mundo otro. Encontrarte en tu medio o fuera, a ese amigo que es más
amigo que cualquiera de tu rutina diaria porque le ves más que a tu familia,
compartes más que con cualquier otra persona. Es encontrarte al imbécil de
turno que te pone trabas a todo. Ese amigo que lo será siempre, aquel que dejará
de serlo por clavarte una puñalada. El pánfilo que no llegará a nada, el
becario que vive por esto, el que cobra una pasta y se queja. Es darte de
bruces con el que vive por contar cualquier cosa, y toparte con el que cuenta
cualquier cosa, la mayoría de las veces mentiras, por vivir de esto a cualquier
precio.
Nunca llegarás
a sorprenderte del todo porque todo forma parte de este mundo. Las cosas más increíbles
que puedas vivir las vivirás siendo periodista. Yo he visto en medios como un
tipo le ha tirado una máquina de escribir a otro de un cabreo. He visto
detalles que te ganan para toda la vida, detalles feos, ese tio al que das la
mano y se coge el brazo entero. Pero también a ese que irá siempre contigo. Que
nunca te fallará.
Al veterano de
casi sesenta años haciéndote el favor de tu vida y chicos que apenas llegan a veinticinco
diciendote que eres gilipollas. Y tu te callas claro porque no merece la pena. Esos
serán los que vivan de esto por lo civil o por lo criminal pero a cualquier
precio. Aquellos, los menos, serán o habrán sido los que viven por y para esto,
que es muy distinto.
Pero en el
fondo todo es correcto. Todo lo dicho antes lo llevas dentro porque quieres ser
periodista, te hiciste periodista por estas cosas aunque estés a tiro de úlcera
casi siempre. Pero esta bendita profesión es lo que tiene. Y que siga así,
amigos. Porque es maravillosa. Digan lo que digan, aunque vaya mal. Seguirá
siendo tremendo sentir lo que es esto.