lunes, 8 de abril de 2013

El periodismo


Nunca me pusieron una pistola en la cabeza para estudiar periodismo. Todo lo contrario. La vocación te viene años antes de empezar la carrera. Mal vas si la estudias porque es lo único que te queda o porque no tienes otra cosa. No, esto va en la sangre y lo vas descubriendo con el paso de los años.
Por eso siento que la profesión va mal. Es evidente. Malos sueldos, malas perspectivas, horarios larguísimos, apenas con excepción. Malos modos a veces, malas artes en algunos, malas sensaciones muchos momentos. Pero insisto. No me pusieron una pistola en la cabeza.
La profesión va mal y me doy cuenta hace tiempo. Sobrevivimos más que vivimos el día a día. Hacemos lo que podemos en una auténtica jungla que es la sociedad en general. Nuestra profesión, bendita como decía José María García, un maestro en todo, es una jungla en sí misma, pero hay que rechazar lo malo, sobrellevarlo y salir al exterior, con fuerza. Es la mayor de las ilusiones, el mayor de los retos. Que ante numerosos obstáculos, salgas adelante y un reportaje, noticia, crónica, lo que sea, salga contigo.
La profesión es una mezcla de sensaciones. Es no querer salir de casa un día, y no querer entrar en ella a la jornada siguiente. Es mandar todo a la mierda un día. Comerte el mundo otro. Encontrarte en tu medio o fuera, a ese amigo que es más amigo que cualquiera de tu rutina diaria porque le ves más que a tu familia, compartes más que con cualquier otra persona. Es encontrarte al imbécil de turno que te pone trabas a todo. Ese amigo que lo será siempre, aquel que dejará de serlo por clavarte una puñalada. El pánfilo que no llegará a nada, el becario que vive por esto, el que cobra una pasta y se queja. Es darte de bruces con el que vive por contar cualquier cosa, y toparte con el que cuenta cualquier cosa, la mayoría de las veces mentiras, por vivir de esto a cualquier precio.
Nunca llegarás a sorprenderte del todo porque todo forma parte de este mundo. Las cosas más increíbles que puedas vivir las vivirás siendo periodista. Yo he visto en medios como un tipo le ha tirado una máquina de escribir a otro de un cabreo. He visto detalles que te ganan para toda la vida, detalles feos, ese tio al que das la mano y se coge el brazo entero. Pero también a ese que irá siempre contigo. Que nunca te fallará.
Al veterano de casi sesenta años haciéndote el favor de tu vida y chicos que apenas llegan a veinticinco diciendote que eres gilipollas. Y tu te callas claro porque no merece la pena. Esos serán los que vivan de esto por lo civil o por lo criminal pero a cualquier precio. Aquellos, los menos, serán o habrán sido los que viven por y para esto, que es muy distinto.
Pero en el fondo todo es correcto. Todo lo dicho antes lo llevas dentro porque quieres ser periodista, te hiciste periodista por estas cosas aunque estés a tiro de úlcera casi siempre. Pero esta bendita profesión es lo que tiene. Y que siga así, amigos. Porque es maravillosa. Digan lo que digan, aunque vaya mal. Seguirá siendo tremendo sentir lo que es esto.