martes, 21 de octubre de 2014

Un gran tipo



“José Luis, aunque hoy hayáis perdido, enhorabuena por la temporada, otra vez magistral en todos los aspectos, ¿qué techo tiene este CAI Zaragoza?”. La pregunta es de un servidor a José Luis Abós a finales de mayo, cuando su equipo perdió en el Palacio de los Deportes ante el Madrid el primer partido del play off de cuartos de final. Dos días después volverían a caer, siendo eliminados. La respuesta de Abós “Este equipo está en contínuo crecimiento. No hay techo”.
         Podría haber sido una pregunta más, que no se saliera de la normalidad, con el objetivo de volver a preguntarle a un gran tipo el año siguiente cuando visitara Madrid con su equipo. Pero no fue así. Nunca pude imaginar que ya no volvería a hacerlo, que esa sería la última cuestión que le iba a poder hacer al técnico. No sabía que aquella era la última vez que yo le iba a ver en persona. Y casi en general, porque la foto con la que nos obsequió la prensa el 4 de agosto cuando decidió apartarse del banquillo del CAI “por un grave problema de salud” denotaba ya que no estaba para alegrías. Que ya estaba recluido.
         José Luis Abós falleció el lunes de un cáncer de estómago. Terrible final para una persona íntegra, loco por el baloncesto, entusiasmado en la gloria de su CAI Zaragoza del alma, pero decepcionado según sus amigos por la oportunidad que no le llegó y por la que sí luchó. Deja abatida a una familia que no entiende nada, que no sabe ni cómo ni por qué, que no se explica cómo las molestias de mediados de junio pasarían a gravedad en julio, a recluirle en casa en agosto, a no saber de él en septiembre, a morir en octubre. Siempre dicen que esto arrasa, que no entiende ni de edades ni de personas. Que es una barbaridad y que tiene un poder letal.
         Ayer me acordaba de esa pregunta en la rueda de prensa del Palacio, me acordé de la semifinal de liga del año pasado ante el Madrid, de la de Copa este año, volviendo a hacer del CAI un equipo a tener en cuenta, 25 años después. Casi desde que él aceptó una llamada de Mario Pesquera para, con 32 años, convertirse en su ayudante en el club de sus amores. Me acordaba ayer cuando leí la, no por esperada, peor noticia posible. Abós ya no está entre nosotros.
         Ayer en esRadio Vicente Azpitarte entrevistaba en Tiempo Extra a un conmovido Pesquera que no podía casi ni hablar. El propio Vicente confesaba a los oyentes algo tremendo. Desde el domingo por la tarde le pasaba por la cabeza llamar a Abós para ver cómo estaba. No tuvo tiempo.
         Y aparece entonces, desde su fallecimiento y durante los días posteriores la figura emergente del gran Abós dirigiendo esta jornada un partido. De ficción claro, para que su CAI siga luchando por objetivos. El domingo en Fuenlabrada, donde juegan los maños, y en todas las canchas se guardará un minuto de silencio. Si agudizamos el oido se escuchará a Abós dando gritos, indicaciones y ánimos a los suyos. No podía ser menos.

viernes, 10 de octubre de 2014

Este Real Madrid es más cerebral



Hay veces que los entrenadores dan con la tecla. Ejercitan su mente hasta descubrir cosas nuevas, cosas que pueden resultar al final de año, cosas que tienes que hacer para que no te pase lo mismo que en el ejercicio anterior. La temporada del Real Madrid no fue mala pero decepcionó al aficionado medio que, tras una fase regular arrolladora y de no perder el primer partido hasta el 23 de enero ante el CSKA de Moscu, vio que el equipo sólo ganó la Copa. Temporada que desearían todos, pero que en el Madrid se quedó insuficiente a la luz de lo que habían enseñado las formas de jugar.
         Tras mucho pensar y hacer retoques en la plantilla (fuera Mirotic, Darden, Draper, Dani Diez, dentro Maciulis, Ayón, Rivers, Campazzo, Nocioni) Laso se ha dado cuenta de que las rotaciones son necesarias. No importantes, sino necesarias. Porque sólo se explica así la locura de partido que nos ofreció ante el Herbalife Gran Canaria con inmejorable resultado para los blancos. Victoria y dosificación de minutos para todos. Porque, luego, a la hora de la verdad, llega abril y mayo y la plantilla debe estar mejor que el año pasado.
         Para ser claros, no quiere Laso que le suceda lo del año anterior. En privado siempre consideró el vitoriano una temporada más que aceptable, la pasada, pero a ojos del buen aficionado, y este equipo los tiene y muchos, el año se quedó corto. Es injusto pero es así. Prefiere el técnico este año una temporada más de altibajos y llegar con opciones buenas de ganar la Euroliga que, además, se juega en Madrid.
         Eso se vio en la primera jornada. Sobre todo, un Real Madrid que juega más concienciado. Piensa más, es más cerebral. Lo único que sucede es que es igual de bueno que el año pasado y habrá multitud de partidos que juegue mal y los gane. Este año importan más la Liga y la Euroliga que la Copa. Es cuestión de prioridades y, en un equipo grande, siempre las ha habido.
         Ahora bien, queda resolver la incógnita de cómo se comportarán los altos cargos de la sección. Miran con lupa a Laso tras lo del año pasado. Han despedido a sus ayudantes y el vitoriano, dicen, está en el alambre. Yo no creo que sea tan extrema la situación pero que van a ser pejigosos con Pablo, seguro. Esto es así.