lunes, 17 de noviembre de 2008

Una vida rota en la noche

Me llega al alma la muerte de Álvaro Ussia este fin de semana en el recinto Balcon de Rosales. Sólo quería reflejarlo aquí a modo de injusticia. A modo de que sirva para algo, que lo dudo. Porque estamos lidiando con el espinoso tema de los matones de discotecas, antes llamados puertas. Siempre habrá excepciones, pero creanme, son sólo excepciones, esta vez sí, y vala de mucho el famoso dicho, honrosas excepciones.
Porque hay mucha gente como la que mató a Álvaro el viernes. Gente que se dedica a la violencia. El muchacho tuvo la osadía de empujar a una chica que resultaba ser la novia de uno de los puertas. Pues van estos, le esperan a la salida y le parten el corazón a golpes. Esto es la España de la noche, la que estamos viviendo hoy en día. No me digan que no es dramático.
Por supuesto no pasa en todos los locales, de hecho serán minoría, pero por el mero hecho de que sólo pase en uno ya es para llevarse las manos a la cabeza.
Y oyes a los familiares, y oyes a los amigos que claman justicia, pero que no tienen en su vocabulario la palabra asesino, venganza, crueldad. Hay que ver que tranquilidad para un momento tan duro. Se me hace tan difícil pensar qué haría yo en una situación así... Al final les comprendes, les adoras, consiguen que te hagas amigo de la familia sin serlo. Consiguen que les apoyes, que estés con ellos en estos momentos.
Pero no consigues que se te vaya la rabia. Es imposible pensar que estos asesinos estén en la calle pronto. No debemos hacerlo. Pedimos que cumplan lo que tengan que cumplir, pero que lo hagan, por favor.

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