Las virtudes de Ante Tomic han
sido muy valoradas en esta columna durante mucho tiempo. Talento y movimientos
al servicio de su club. Unos conceptos baloncestísticos tan evidentes como su
falta de actitud en ocasiones que le han marcado en algunas fechas claves en el
Real Madrid.
Tomic
se marcha ahora al Barça buscando ser otro en el sentido de más aportación para
el equipo. Nada más llegar ha lanzado una puya injusta a su antíguo club. “El
Barça es un paso adelante con respecto al Madrid”. No comprende el pívot que el
equipo blanco es el que se fijó en él (más exactamente Messina) para reclutarle
a la Europa de élite y que gracias a ese final bueno de temporada, Ante jugó el
Mundial de 2010 con Croacia. Pero se ve que no lo entiende.
Como
no ha entendido otras tantas cosas en el Real Madrid y que tendrá, por
obligación, que entender en Barcelona. En caso contrario se esfumará uno de los
mayores talentos que ha dado el baloncesto europeo en los últimos años. Y se
esfumará, que es lo peor, por la negativa a ser otro, por la poca capacidad de
arriesgar que tiene Ante Tomic. Cumple con lo básico pero lo básico no valió en
Madrid ni valdrá en Barcelona.
Es
verdad que Xavi Pascual le puede amoldar a su antojo. Le puede hacer un hombre
intimidador y defensivamente muy bueno. Le puede dar muchos balones con ese
juego estático que tan poco enamora en el Palau pero que obsesiona a Pascual y
que le encanta a Tomic. Porque al croata le va de fábula ese estilo, no el de
correr que impone Laso, por otra parte, muy aplaudido en Madrid.
Tendrá
que mejorar en actitud porque lo otro ya lo tiene. Como decía mi buen amigo
José Manuel Puertas en Es radio en una retransmisión. “No le pidamos que tenga
sangre a Tomic porque no la va a tener ya si no la ha tenido antes”. Qué razón
tenía. Si alguien es de una forma, cambiarle es complicado, por no decir
imposible.
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