lunes, 21 de octubre de 2013

El Madrid es una apisonadora

Como si de un huracán se tratase, como si algo hubiera irrumpido de manera voraz en la Liga Endesa sin apenas darnos cuenta, el Real Madrid aniquiló de manera súbita al Caja Laboral y se adueñó de las mejores sensaciones que se pueden tener. Dos triunfos contundentes en la liga casera y uno autoritario en Euroliga. Así de rotundo ha comenzado el equipo de Laso el campeonato. Y así tiene pinta de seguir buena parte del año.
         Porque el Madrid es un equipo muy poderoso. Candidato a Final Four si las cosas no se estropean, candidato a todos los títulos. Con el mejor perímetro de Europa sin dudar pero, además, con un juego interior, desde este año, que no tiene fisuras. Felipe, Mirotic, Mejri, Bourousis y Slaughter forman un quinteto espléndido donde sólo dos son nuevos en toda la plantilla. Algo que quiere decir mucho en estos tiempos.
         Verdad también que es una de las peores versiones del Caja Laboral de los últimos años. Han perdido los dos partidos de la liga y ganaron con apuros (es verdad que al Maccabi) el partido europeo, pero se apodera del grupo de Scariolo una sensación complicada de quitarte de un plumazo. Es muy inferior a los dos grandes. O sea que nada le hará competir por la Liga, a no ser de hecatombe máxima de los dos mastodontes. Por tanto es una temporada para rascar algo en la Copa, quizá, pero no para demasiados alardes en la siempre exquisita, por el gusto baloncestístico, casa vitoriana.
         Por salvar algo del Caja Laboral de Scariolo en el Palacio, el MVP de un muy buen Tibor Pleiss, en plan estrella. Bien también Noccioni, insuficiente ante este Madrid de otro mundo. Las flojas aportaciones de Heurtel y San Emeterio lastraron a los vitorianos. Malos tiempos.
El 105 – 72 del final es un abuso en toda regla. Una paliza de dimensiones estratosféricas complicada de olvidar para el buen consumidor de baloncesto. Es una exhibición con Carroll en su máximo esplendor en un cuarto para recordar (20 puntos, en el segundo). Con todos en el Madrid metidos en el partido, con Laso enchufado y sin querer relajaciones. Un equipo fantástico.
         Otro que lo es pero que va a tardar más tiempo en acoplarse es el Barcelona. Ayer tonteó con el partido hasta el punto que a cuatro minutos y media caía por diez. Tres acciones consecutivas de diez puntos (un tres más uno y dos canastas con sendos adicionales) empataron el partido y ahí se diluyó el Joventut, dignísimo rival en el Olimpic. Un triple de Abrines a 30 segundos finiquitó el partido que estuvo a punto de estropear Lampe con una jugada lamentable, digna de un niño de cinco años. Con cuatro arriba y un segundo por jugar hizo una falta clarísima a Joseph, que lanzaba un triple inútil para maquillar el resultado. Si llega a entrar hubiera sido adicional y posible jugada de cuatro puntos. Pascual le sentó y le abroncó públicamente. No es para menos.
         Cuando el polaco asiente esa cabeza que no está en su sitio y se dedique a hacer lo que sabe, que es jugar y muy bien al baloncesto, este Barcelona tendrá algo ganado. Y cuando se acoplen Nachbar y Papanikolau, no a muy tardar. Pero este Barça estará en todos los encuentros vitales de la temporada. Luchará por todo también.

         Destacan en estas dos primeras jornadas los ya anunciados equipo serios Herbalife y Unicaja y los muy sorprendentes CB Canarias y Manresa, todos con dos victorias como los grandes. Destacan, pero por lo malo las dos derrotas de dos de los equipos vascos (Caja Laboral y Bilbao) y las de Joventut. La Penya es un equipo por hacer este año y lo malo es que se ha puesto ahora manos a la obra. Se confía en el trabajo, siempre eficiente de Maldonado, pero no se confía este año en buena clasificación. Lejos quedan los tiempos buenos de este club histórico que ha decidido este año vender cantera (Homs se marcha sin opción de compra al Natura Mombus) y que decidió el anterior curso desprenderse también de Jelinek y Franch. Quizá no es la mejor decisión pero ellos habrán hecho sus cuentas. 

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