Hay
veces que los entrenadores dan con la tecla. Ejercitan su mente hasta descubrir
cosas nuevas, cosas que pueden resultar al final de año, cosas que tienes que
hacer para que no te pase lo mismo que en el ejercicio anterior. La temporada
del Real Madrid no fue mala pero decepcionó al aficionado medio que, tras una
fase regular arrolladora y de no perder el primer partido hasta el 23 de enero
ante el CSKA de Moscu, vio que el equipo sólo ganó la Copa. Temporada que
desearían todos, pero que en el Madrid se quedó insuficiente a la luz de lo que
habían enseñado las formas de jugar.
Tras mucho pensar y hacer retoques en
la plantilla (fuera Mirotic, Darden, Draper, Dani Diez, dentro Maciulis, Ayón,
Rivers, Campazzo, Nocioni) Laso se ha dado cuenta de que las rotaciones son
necesarias. No importantes, sino necesarias. Porque sólo se explica así la
locura de partido que nos ofreció ante el Herbalife Gran Canaria con
inmejorable resultado para los blancos. Victoria y dosificación de minutos para
todos. Porque, luego, a la hora de la verdad, llega abril y mayo y la plantilla
debe estar mejor que el año pasado.
Para ser claros, no quiere Laso que le
suceda lo del año anterior. En privado siempre consideró el vitoriano una
temporada más que aceptable, la pasada, pero a ojos del buen aficionado, y este
equipo los tiene y muchos, el año se quedó corto. Es injusto pero es así.
Prefiere el técnico este año una temporada más de altibajos y llegar con
opciones buenas de ganar la Euroliga que, además, se juega en Madrid.
Eso se vio en la primera jornada. Sobre
todo, un Real Madrid que juega más concienciado. Piensa más, es más cerebral.
Lo único que sucede es que es igual de bueno que el año pasado y habrá multitud
de partidos que juegue mal y los gane. Este año importan más la Liga y la
Euroliga que la Copa. Es cuestión de prioridades y, en un equipo grande,
siempre las ha habido.
Ahora bien, queda resolver la incógnita
de cómo se comportarán los altos cargos de la sección. Miran con lupa a Laso
tras lo del año pasado. Han despedido a sus ayudantes y el vitoriano, dicen, está
en el alambre. Yo no creo que sea tan extrema la situación pero que van a ser
pejigosos con Pablo, seguro. Esto es así.
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