Estuvo en las categorías
inferiores del Madrid, pero aunque se fijaron en él, nadie hizo el esfuerzo
necesario para quitarle la idea de marcharse. Maciej Lampe irrumpió ayer
vistiendo la camiseta de Caja Laboral, para abordar el palacio y poner a su
equipo 0-1 en la eliminatoria. Los 21 puntos y 10 rebotes del polaco fueron
brutales para un equipo que se quedó sin aire en la segunda parte, muerto,
asfixiado.
La
sorpresa está ahí, encima de la mesa, pero que nadie se crea que esto ha
acabado. El Madrid tiene mucho equipo y mucho entrenador para salir de esta.
Ahora bien, lo tienen que hacer tirando a la basura la segunda parte del
encuentro de ayer. O eso, o viéndola una y otra vez para no repetir lo mismo,
en menos de 30 horas, lo que queda para el segundo encuentro (20.45 h, del sábado,
de nuevo en Madrid).
Demérito
del Madrid y mucho mérito del Baskonia, con una lección defensiva tremenda. Sólo
27 puntos del Madrid en la reanudación (15 en el tercer cuarto, 12 en el último).
La victoria, al final, fue clara cuando el encuentro había estado igualado todo
el tiempo. Pero este equipo de Ivanovic, qué vamos a descubrir ahora, tiene
alma, fuerza, intensidad. Y tiene a Prigioni y, ayer, a Lampe. El base argentino, “el mejor de la
historia de La Argentina” según Nocioni, se echó el equipo a la espalda. Manejó
a su antojo el partido. Cuando Prigioni hace eso, da la sensación que se burla
del rival. Ya es veterano y lecciones da menos, pero es un fuera de serie.
El
resto lo hicieron los demás, incluyendo los del Madrid, muy mal en la segunda
parte. Con los pivots en modo “off”, sin alma. Mal Tomic (quizá descentrado por el pésimo arbitraje, en siete minutos cuatro faltas), regular Begic,
intrascendente Felipe. Desaparecidos, como si en el segundo cuarto se hubieran
desinflado. Fue ene se periodo cuando el Madrid fue más Madrid. Raza, correr, intensidad.
Palabras que van con este grupo pero que tienen que ser imprescindibles en los
hombres de Laso para ganar porque si no… Si no, no hay manera.
El
Barça en la otra semifinal parece que va a tener poco rival. Me decían ayer que
este primer partido (84-57) es producto del cansancio de Valencia por jugar el
martes tercer encuentro de su serie de cuartos. Puede ser. El segundo es el
domingo, la última oportunidad de los de Perasovic, ayer sin Lischiuk, para
hacer algo en la serie. Se percibe un olor a imposible en los naranjas, justo
el año que volvían a semifinales tras nueve temporadas. No hay color en una
semi, pero en la otra lo va a haber y mucho
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