jueves, 15 de noviembre de 2012

Injusticia en Fuenlabrada




Hacía ya algunos años que no merodeaban la zona de descenso. Hacía tiempo que el Fuenlabrada estaba cómodo en la ACB, que incluso había probado las mieles del éxito, situándose en una fase final de la Copa del Rey y en unos play offs. Pero este año no, no puede ser. Con una plantilla que no llega al límite exigido, encima le han pedido a Porfirio Fisac que haga milagros. Conclusión, que el equipo no ha podido, evidente. Y Fisac está en la calle.
            Varios elementos externos rodean al bloque deportivo que es el Fuenlabrada. El primero José Quintana, el presidente, que nunca me dio sensación de fiable, en el sentido que la preocupación por el club, me da la impresión, que nunca fue máxima. Sí que fue interesada y dirigida a promocionar la localidad, pero nunca directa a hacer del equipo algo salvable. Este año, a no ser de milagro, dará con las carnes del Fuenlabrada en la Adecco Oro, pero claro, Quintana no tendrá culpa.   
            Otro elemento sospechoso es esa afición pintoresca que confunde pasión por el club con enloquecimiento generalizado. Confunde pedir esfuerzo, pasión, con resultados inmediatos deportivos. Fuenlabrada no puede estar siempre en play off, en Copa del Rey. Eso es confundir al personal, algo que hace permanentemente esa afición que le pedía el otro día a Fisac que resolviera desde el banquillo. Ingénuos.
            Una afición que pita a los colegiados en el salto inicial de cada partido, que insulta al entrenador rival en el calentamiento pre partido. Por supuesto no son todos, pero en el campo del Fuenlabrada los gritos no son casuales. Es decir, que no es precisamente grande para que los gritos sean de los menos. Es algo generalizado. Una afición que en las retransmisiones de Telemadrid o de Teledeporte, consiguen que el volumen del narrador sea indiferente porque siempre están por encima los gritos contra el rival o contra los árbitros. Algo que llega a enloquecer a cualquiera.
            Con estos fenómenos paranormales, decidió Porfi Fisac quedarse en el club después de que el año pasado algún miembro de la plantilla y del cuerpo técnico llegara a decir que sería mejor no haber jugado competición europea. Algo que es cierto y que respaldamos muchos, pero que no es de recibo dentro del club. Aun así, Fisac decidió quedarse, fue su decisión pero le han respondido con el cese tras siete jornadas.
            Fisac se quedó a gusto en la rueda de prensa de despedida. No es para menos. “Se han precipitado” dijo el segoviano tras su destitución. No se puede destituir a un entrenador, de una plantilla lamentable que ha confeccionado un director deportivo y un presidente, tras siete jornadas. A no ser que Fisac hubiera robado en la Caja Fuerte del club o hubiera asesinado a alguien. Cosa que no ha sucedido.
            Viene Trifon Poch al que desde aquí deseamos suerte. Por la afición que le toca, por la exigencia. El Fuenlabrada debe ser grande según todo el entorno. No se dan cuenta que la realidad les consume. Allá ellos. Ir al campo para insultar siempre me ha parecido de tontos y de paletos. Pero allá ellos.
           

1 comentario:

Barrete dijo...

Mi réplica a tu artículo Dani:

http://elrincondelbasket.blogspot.com.es/2012/11/replica-dani-blanco.html

Aprovecho para comentarte, que te incluiré en el blogroll.