Hacía ya algunos años que no
merodeaban la zona de descenso. Hacía tiempo que el Fuenlabrada estaba cómodo
en la ACB, que incluso
había probado las mieles del éxito, situándose en una fase final de la Copa del Rey y en unos play offs. Pero
este año no, no puede ser. Con una plantilla que no llega al límite exigido,
encima le han pedido a Porfirio Fisac que haga milagros. Conclusión, que el
equipo no ha podido, evidente. Y Fisac está en la calle.
Varios
elementos externos rodean al bloque deportivo que es el Fuenlabrada. El primero
José Quintana, el presidente, que nunca me dio sensación de fiable, en el
sentido que la preocupación por el club, me da la impresión, que nunca fue
máxima. Sí que fue interesada y dirigida a promocionar la localidad, pero nunca
directa a hacer del equipo algo salvable. Este año, a no ser de milagro, dará
con las carnes del Fuenlabrada en la Adecco Oro, pero
claro, Quintana no tendrá culpa.
Otro
elemento sospechoso es esa afición pintoresca que confunde pasión por el club
con enloquecimiento generalizado. Confunde pedir esfuerzo, pasión, con
resultados inmediatos deportivos. Fuenlabrada no puede estar siempre en play
off, en Copa del Rey. Eso es confundir al personal, algo que hace
permanentemente esa afición que le pedía el otro día a Fisac que resolviera
desde el banquillo. Ingénuos.
Una
afición que pita a los colegiados en el salto inicial de cada partido, que
insulta al entrenador rival en el calentamiento pre partido. Por supuesto no
son todos, pero en el campo del Fuenlabrada los gritos no son casuales. Es
decir, que no es precisamente grande para que los gritos sean de los menos. Es
algo generalizado. Una afición que en las retransmisiones de Telemadrid o de
Teledeporte, consiguen que el volumen del narrador sea indiferente porque
siempre están por encima los gritos contra el rival o contra los árbitros. Algo
que llega a enloquecer a cualquiera.
Con
estos fenómenos paranormales, decidió Porfi Fisac quedarse en el club después
de que el año pasado algún miembro de la plantilla y del cuerpo técnico llegara
a decir que sería mejor no haber jugado competición europea. Algo que es cierto
y que respaldamos muchos, pero que no es de recibo dentro del club. Aun así,
Fisac decidió quedarse, fue su decisión pero le han respondido con el cese tras
siete jornadas.
Fisac
se quedó a gusto en la rueda de prensa de despedida. No es para menos. “Se han
precipitado” dijo el segoviano tras su destitución. No se puede destituir a un
entrenador, de una plantilla lamentable que ha confeccionado un director
deportivo y un presidente, tras siete jornadas. A no ser que Fisac hubiera
robado en la Caja Fuerte del club
o hubiera asesinado a alguien. Cosa que no ha sucedido.
Viene
Trifon Poch al que desde aquí deseamos suerte. Por la afición que le toca, por
la exigencia. El Fuenlabrada debe ser grande según todo el entorno. No se dan
cuenta que la realidad les consume. Allá ellos. Ir al campo para insultar
siempre me ha parecido de tontos y de paletos. Pero allá ellos.
1 comentario:
Mi réplica a tu artículo Dani:
http://elrincondelbasket.blogspot.com.es/2012/11/replica-dani-blanco.html
Aprovecho para comentarte, que te incluiré en el blogroll.
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