Arrasando por Europa, con sólo
una derrota en la primera fase de la Euroliga y en un partido que ya no era
trascendente, anda este Barcelona deambulando por las canchas en el torneo
casero, con cinco derrotas en doce partidos (lo nunca visto) y con unos
problemas tremendos para dar la cara. Esta contradicción es inexplicable por
mucho que hayamos oído interesantes y sabias aportaciones en los últimos días.
Una
de ellas la dio el compañero de ABC, Emilio Escudero, el otro día en TIEMPO
EXTRA en Es radio. “Quizá el Barça no encuentre motivación en la liga ACB”. Es
cierto porque se pasea por Europa en canchas tan brutalmente complicadas como
las de Lietuvos, Besiktas y, sobre todo, CSKA de Moscu. Pero, aunque verdadero,
el argumento no tiene justificación desde el punto de vista profesional. Esa
plantilla millonaria es para dar la cara en todas las empresas que se le
presenten.
Estamos
ante un problema que Xavi Pascual no está sabiendo solucionar. Ya no vale con
amarrar, con ser el equipo más hermético del continente. Ya no vale con
defender a muerte porque, además, no se defiende a muerte. El Barça encaja 80 o
más puntos en los últimos encuentros. Eso ya no vale. Le ha valido en
ocasiones, le seguirá valiendo en otras, pero ya no sirve siempre.
Y
Pascual no encuentra la manera por la falta de juego interior, para mí brutal.
Y hay hombres que pueden hacer eso pero no están dando el nivel. A Nathan Jawal
se le ve de Pascuas a Ramos y a Ante Tomic, tras un comienzo bueno, se le sigue
notando esa falta de carisma patente en el Madrid y ahora en el Barça, que
puede llagar a ser descorazonadora. Porque así se puede definir la apatía de un
tipo que es capaz pero que no quiere.
Y
en esas estamos en la jornada 12 de Liga Endesa con un problema para el Barça.
La Copa del Rey. No parece peligrar pero la salida a Málaga y la visita del
Madrid tal y como está el equipo de Laso pueden poner contra las cuerdas a un
colectivo que ni en sus pesadillas más terribles, había pensado en quedarse
fuera del corte tras la jornada 17. Vamos, que ni se lo habían planteado.
Y
puede buscar excusas Pascual en el rendimiento extraño de Marcelinho (unos días
sí, otros no) en el estado físico general de Navarro, en Wallace, en Mickeal,
en echar de menos a Ndong y a Vázquez, en todo. En que los equipos le han
cogido el tranquillo a las exhibiciones defensivas del Barça, que valieron en
2010 para ganar Copa y Euroliga pero que se van quedando atrás con el paso del
tiempo. Esto evoluciona, se puede ganar defendiendo, como no, pero como te
pillen el truco vas listo. Los equipos ya saben que tienen que imprimir el
ritmo alto, defender y correr, subir las líneas. Así se le hace un daño casi
mortal a este Barcelona que no sabe ir rápido.
Y
eso, al final, será un problema. El grupo de la Euroliga en el Top 16 es de
miedo, la Liga se ha puesto rara (cuatro derrotas en cuatro canchas TOP,
Bilbao, Valencia, Vitoria, Gran Canaria), nunca estuvo tan mal a estas alturas
en el torneo casero. La Copa, además, está lejos. Ir rápido en este deporte te
da un plus, Ir lento es respetable, te hace ganar también, pero te quita
frescura y capacidad de reacción. Esta velocidad del Barça es peligrosa para la
Liga ACB. Tanto, que cuando te quieras dar cuenta estás a otra cosa y muy lejos
de los de arriba. Lo tiene que cambiar el tipo del banquillo, alguien capaz,
como ha demostrado siempre. Su obsesión por el basket le debe valer para salir
de este laberinto.
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