Espectacular exhibición defensiva de los griegos que dan la gran sorpresa al vencer al CSKA de Messina / Jugarán el domingo su tercer final en cuatro años
Como si de un infierno se
tratara, como si se jugase en la misma Atenas, como si algo le hubiese
bloqueado la mente a los jugadores de CSKA, resulta que a las primeras de
cambio y tras una de las exhibiciones defensivas más impactantes que se
recuerda en una Final Four, nos hemos quedado sin favorito en Londres. O mejor
dicho, ahora el favorito, o el que tiene más moral es el que ha ganado en la
primera semifinal al máximo candidato antes de viajar a la capital inglesa
todos los equipos.
Olympiakos
se ha encargado de demostrar que este deporte es fantástico, que nada es lo que
parece, que a veces, las menos, no gana el mejor. Pero que una gran defensa
puede bloquear a todo un imperio europeo. El equipo de Barzokas ha hecho trizas
en un partidazo al máximo exponente de la calidad hecha baloncesto. Pero este
deporte es así.
Basando
todo en la defensa excelente a los hombres interiores y asfixiando el exterior,
los griegos, actuales campeones de Europa, han dejado en 52 puntos al CSKA, han
dejado inadvertido a Krtic, a Teodosic (autor de su primer punto a seis minutos
del final del partido), ha dejado en siete canastas de dos a los rusos, han
paralizado a Papaloukas, han hecho sentir impotente a Jackson y a Weems. Lo único
salvable, el decente partido de Kryapa y el normal de Kaun, pero el resto ha
sido negro en el horizonte moscovita.
Con
un gran Spanoulis (no en el tiro, 0/6 en triples, pero sí en dirección de
equipo), todo ha sido más fácil para los atenienses. Aportaciones estelares de
Hines, Printezis, Antic, Slukas. Secundarios de lujo para un equipazo, seguro
inferior a priori que su rival, pero a lo mejor muy infravalorado por casi
todos, a pesar de su cetro europeo el año anterior. Lo importante es que ganó y
ganó bien.
Quizá
se confió algo Messina, quizá en el comienzo dieron por sentado que en
cualquier momento iban a dar el tirón y eso es peligroso, casi mortal en una
Final Four. Se lo fueron creyendo los griegos, siguieron anotando, siguieron
matando y al final salieron vencedores cuando vieron que el rival no tenía el día.
Todo se juntó en una gran exhibición de baloncesto.
35
puntos anotó el CSKA en los últimos tres cuartos, la mitad, 17 sólo en el
primero. Tiraron más de tres que de dos, porque nadie podía pasar al interior
en el juego ruso. Lo había estudiado bien Barzokas. Y le salió a la perfección.
Falló 14 tiros libres de los 29 que intentó el equipo de Messina. Es evidente
que nada salió.
Se
planta Olympiakos en su tercera final en cuatro años. Perdió la de 2010 ante el
Barça, pero ganó el año pasado. Es el equipo más regular ultimamente, es el que
todos temen a partir de este gran viernes para el basket. Por algo será.
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