Mucha gente no daba un duro
porque Pablo Laso continuara en el Madrid un segundo
año. Tonterías. Por supuesto que no tiene el caché deEttore Messina pero seguramente le preguntes a cien
madridistas y los cien te digan que prefieren de entrenador al vitoriano. No es
cuestión de pizarra y conocimientos. Sólo de carácter y mano izquierda.
El
Madrid ha ganado Copa y Supercopa y, según dijo el pasado miércoles en ‘Es
radio’, la espinita que se le quedó el año pasado clavada fue la Liga ACB. Ver que no
sólo se estaban acercando al Barça, sino que le tuvieron ganado el playoff
final, es un asunto muy complicado de olvidar. Pero Laso saca fuerza de
voluntad y ya prepara una temporada ilusionante para el Madrid.
Hacía
falta que volviera a renacer el equipo más histórico del basket español. Hacía
falta que las sensaciones fueran buenas. La Final Tour de 2011 fue
el inicio, habían vuelto a asustar a Europa, pero los títulos de la era Laso son la consagración. Ahora hace
falta Liga ACB. El año pasado se volvió a una final tras cinco años sin estar
en ella, y los blancos estuvieron a punto de ganarla. La Copa no lucía en las vitrinas
de Castellana desde 1993 y se ganó en el Palau Sant Jordi al eterno rival. Este
pasado fin de semana han ganado la
Supercopa y la temporada es apasioante.
Y
el patrón del barco es un chico vitoriano, de segunda fila el año pasado, pero
absolutamente consagrado con sólo un año en un banquillo grande. Pablo había
sufrido las iras de la Fonteta
en Valencia, en la única experiencia dirigiendo a un equipo de los denominados
grandes. Pero aquel Pamesa era muy complicado de reconducir y así le fue al ex
base internacional. Cantabria y San Sebastián fueron destinos más cómodos,
donde Laso pudo hacer sus cosas, sin hacer ruido, sin fuegos artificiales, pero
muy consistente.
En
Madrid le llegó la gran oportunidad y muchos eran en junio de 2011 excépticos.
Era lógico, pero hay que dejar trabajar y Laso trabajó bien. Ahora, con el
mejor perímetro de Europa pero con falta de pívot nato (el fichaje fallido de Ayllón es una losa, pero la
contratación de Hettsheimeir lo soluciona un poco) es un año
para soñar. El Madrid tiene un equipo soberbio y un entrenador extraordinario.
Cómo técnico y como persona.
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