No
hay forma de entender cómo 47 días después de la plata olímpica en Londres, la Liga Endesa echará a
andar. Por más que lo he pensado, por más que lo he considerado y
minuciosamente lo he estudiado. No hay forma de entender el desastre de
organización y la paupérrima forma de revitalizar el baloncesto que existe en
este país.
Hay algunos equipos que empezaron a mediados
de julio a trabajar. ¿Por qué entonces empezar la Liga el 29 de septiembre? No
tiene ningún sentido, con dos meses y medio de trabajo, quizá excesivo y, sobre
todo, y lo que más extraña, la larga espera para que haya algo de baloncesto
desde que se consiguió el metal olímpico.
No hay cultura en España ni en la Liga Endesa de
aprovechar los logros de la selección. A los oros y platas en europeos y
mundiales, le seguían, estos últimos años, casi un mes de parón antes de
comenzar la competición. Con lo cuál se me ocurre una reflexión. La auténtica
tontería de retrasar las competiciones internacionales a septiembre si esto no
lleva aparejado una aprovechamiento de la medalla de turno.
El otro día en la presentación de los últimos
fichajes de Asefa Estudiantes, me lo decía un compañero. “No puedo entender
este tema. Es una cuestión de ganar seguidores y apelar al orgullo de la
selección. Es incomprensible” Y es verdad, nadie entiende que la competición
comience tan tarde todos los años.
Otro tema que debería tratar la Liga es la de aprovechar del
todo los horarios diversificados del fútbol, para unificar los del baloncesto.
Si ahora les ha dado a los del deporte rey a poner partidos a todas horas, haz
tú un horario que aproveche bien el tiempo en los medios y que te permita ser
competitivo. Propongo la mañana del domingo y, si quieren, un partido por
televisión, el más interesante a una hora de la tarde del sábado o incluso la
noche del lunes para hacer un prime time de basket. Pues nada. Partidos el año
pasado a primera hora del sábado, a última, en la mañana del domingo, a primera
hora de la tarde del domingo, a última. Un desastre.
Con este artículo, por supuesto, no
arreglaremos nada, pero nos quedamos a gusto los amantes del deporte de la
canasta. Que sirva, al menos, para decir que los que escribimos sobre basket,
los que tenemos algo de interés, consideramos un auténtico fraude este tipo de
cosas. El resultado, canchas semivacías en alguna ocasión e interés televisivo
mínimo. Ellos verán.
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