El Madrid humilla al Barcelona y podría ser campeón el miércoles, cinco años después / Llegaron a dominar por 30 puntos en el último cuarto / El rebote y el infame porcentaje de tiro azulgrana, clave
La enfermedad del Barça es muy
grave. Dicen los doctores que está a punto de morir y que todo se puede certificar
mañana miércoles, a las diez de la noche. Esa es la hora que han puesto de
límite para marcar la defunción definitiva del equipo blaugrana. Hay un halo de
esperanza, algo que permita notar todavía la respiración de los de Pascual. Ese
halo pasa por palpar las sensaciones de aquí hasta que lleguen las doce de la
noche de mañana. Algo que permita observar que el paciente es muy tozudo y que
no permite morir así tan fácil, tan de repente, tan cobarde sin oponer nada de
resistencia.
Lo que se vivió ayer en el Palacio de Deportes
de la Comunidad es el comienzo de la confirmación de algo que ya sabíamos o
intuíamos. El cambio de ciclo en el baloncesto nacional. El Madrid ha sido
mejor que el Barça en dos partidos y medio de final, si le concedemos al equipo
azulgrana buena parte del segundo partido en el que tuvo la victoria a tiro. Es
verdad que a los de Laso les queda lo más difícil, que es sentenciar la final,
rematar la faena. Eso lo ha de conseguir mañana pero a nadie le extrañaría que
lo hiciese el sábado aunque el quinto partido se juegue en Barcelona. Hace unos
días esa posibilidad ni se contemplaba. Ir a campo contrario a jugarse la final
es tradicionalmente complicado, pero ahora esa opción se plantea.
Aunque por
lo visto ayer no se debería ni pensar en ella. A quién le dijeses anoche, a la
salida del Palacio, que va a haber quinto partido, te toma por loco. Ayer no
hubo un partido, hubo un equipo ante la peor versión que se recuerda del otro.
Un clásico desproporcionado, humillante para el Barcelona, cansado, tocado,
hundido. Destrozado por el rival más acérrimo.
Fue un
encuentro igualado en el primer cuarto, roto en el segundo, y maquiavélico para
el Barça en los dos siguientes. Los azulgrana anotaron 23 puntos en el primer
parcial para hacer 36 en los tres siguientes. Con un infame porcentaje de tiro,
con sus estrellas abochornadas, con Navarro lastrado por sus problemas físicos.
Ocho puntos, sólo tres en juego para un tipo descomunal pero que ha llegado muy
tocado a la final.
El Barça
perdió casi todo ayer. Pedió la cabeza en un segundo cuarto para la historia
negra de este club, desbordado por la feroz defensa blanca y sin anotar en juego
los primeros ocho minutos. Perdió incluso los nervios con una acción brutal y
desproporcionada de Mickeal que agredió a Velickovic y debió ser expulsado.
Pero el Barça perdió ayer la oportunidad de redimirse que siempre se otorga a
un perdedor. Casi nadie da nada porque los azulgrana ganen mañana. Aunque todo
es posible en baloncesto.
Decía ayer
Laso que para el título queda aún un largo camino. Es verdad. Puede ser de 40
minutos o de 80, o podría no serlo porque, quién sabe, el Barcelona reacciona y
gana la final. La opción, por improbable que parezca, no debería ser descartada
del todo. Muchos equipos se han tomado a guasa el último cuarto de un partido cuando
tienen otro a 48 horas. Es posible que eso sea lo que hizo el equipo azulgrana,
a pesar de lo insensato que parece perder un partido de casi 30 puntos ante tu
rival más odiado.
Mañana
tendrán que pasar muchas cosas para que esto se solucione del bando culé. Pocas
tendrán que cambiar para que el Madrid sea campeón, merecido, de la Liga. La
intensidad no le faltará al equipo de Laso y el rebote, básico ayer (48 por
23). Sólo con eso da la sensación de que el Madrid no sólo compite, sino que
puede con el Barcelona. En cambio, en el bando catalán han de reiniciarse para
buscar la continuidad de la serie. Dos que deben hacerlo son Wallace y Eidson,
intrascendentes en la final y en los play off. El primero ha demostrado no
tener nivel para un equipo como el Barcelona. El segundo, es otra historia, es
meterle en la cabeza qué significa este partido de mañana. La calidad no se le
discute, pero la actitud sí y por muchos motivos.
Y el que debe hacerlo es Pascual, aunque el técnico parece superado
por las decisiones tácticas de Laso y desbordado por los acontecimientos.
Mañana a
las doce de la noche conoceremos al campeón de la Liga Endesa …¿o no? Si me
tengo que apostar algo digo que sí, que el Madrid se hará con el título, pero
hemos visto tantas cosas en el mundo del deporte y, sobre todo del baloncesto,
que te hace pensar que el partido de mañana tendrá competencia, sólo faltaba
eso. El Barça, si muere, lo hará compitiendo. No puede permitirse otra cosa.
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