martes, 12 de junio de 2012

La fuerza de un estilo; la fidelidad a unas ideas

TERCER PARTIDO. R.MADRID 85 - 59 BARCELONA

El Madrid humilla al Barcelona y podría ser campeón el miércoles, cinco años después / Llegaron a dominar por 30 puntos en el último cuarto / El rebote y el infame porcentaje de tiro azulgrana, clave


La enfermedad del Barça es muy grave. Dicen los doctores que está a punto de morir y que todo se puede certificar mañana miércoles, a las diez de la noche. Esa es la hora que han puesto de límite para marcar la defunción definitiva del equipo blaugrana. Hay un halo de esperanza, algo que permita notar todavía la respiración de los de Pascual. Ese halo pasa por palpar las sensaciones de aquí hasta que lleguen las doce de la noche de mañana. Algo que permita observar que el paciente es muy tozudo y que no permite morir así tan fácil, tan de repente, tan cobarde sin oponer nada de resistencia.
             Lo que se vivió ayer en el Palacio de Deportes de la Comunidad es el comienzo de la confirmación de algo que ya sabíamos o intuíamos. El cambio de ciclo en el baloncesto nacional. El Madrid ha sido mejor que el Barça en dos partidos y medio de final, si le concedemos al equipo azulgrana buena parte del segundo partido en el que tuvo la victoria a tiro. Es verdad que a los de Laso les queda lo más difícil, que es sentenciar la final, rematar la faena. Eso lo ha de conseguir mañana pero a nadie le extrañaría que lo hiciese el sábado aunque el quinto partido se juegue en Barcelona. Hace unos días esa posibilidad ni se contemplaba. Ir a campo contrario a jugarse la final es tradicionalmente complicado, pero ahora esa opción se plantea.
            Aunque por lo visto ayer no se debería ni pensar en ella. A quién le dijeses anoche, a la salida del Palacio, que va a haber quinto partido, te toma por loco. Ayer no hubo un partido, hubo un equipo ante la peor versión que se recuerda del otro. Un clásico desproporcionado, humillante para el Barcelona, cansado, tocado, hundido. Destrozado por el rival más acérrimo.
            Fue un encuentro igualado en el primer cuarto, roto en el segundo, y maquiavélico para el Barça en los dos siguientes. Los azulgrana anotaron 23 puntos en el primer parcial para hacer 36 en los tres siguientes. Con un infame porcentaje de tiro, con sus estrellas abochornadas, con Navarro lastrado por sus problemas físicos. Ocho puntos, sólo tres en juego para un tipo descomunal pero que ha llegado muy tocado a la final.
            El Barça perdió casi todo ayer. Pedió la cabeza en un segundo cuarto para la historia negra de este club, desbordado por la feroz defensa blanca y sin anotar en juego los primeros ocho minutos. Perdió incluso los nervios con una acción brutal y desproporcionada de Mickeal que agredió a Velickovic y debió ser expulsado. Pero el Barça perdió ayer la oportunidad de redimirse que siempre se otorga a un perdedor. Casi nadie da nada porque los azulgrana ganen mañana. Aunque todo es posible en baloncesto.
            Decía ayer Laso que para el título queda aún un largo camino. Es verdad. Puede ser de 40 minutos o de 80, o podría no serlo porque, quién sabe, el Barcelona reacciona y gana la final. La opción, por improbable que parezca, no debería ser descartada del todo. Muchos equipos se han tomado a guasa el último cuarto de un partido cuando tienen otro a 48 horas. Es posible que eso sea lo que hizo el equipo azulgrana, a pesar de lo insensato que parece perder un partido de casi 30 puntos ante tu rival más odiado.
            Mañana tendrán que pasar muchas cosas para que esto se solucione del bando culé. Pocas tendrán que cambiar para que el Madrid sea campeón, merecido, de la Liga. La intensidad no le faltará al equipo de Laso y el rebote, básico ayer (48 por 23). Sólo con eso da la sensación de que el Madrid no sólo compite, sino que puede con el Barcelona. En cambio, en el bando catalán han de reiniciarse para buscar la continuidad de la serie. Dos que deben hacerlo son Wallace y Eidson, intrascendentes en la final y en los play off. El primero ha demostrado no tener nivel para un equipo como el Barcelona. El segundo, es otra historia, es meterle en la cabeza qué significa este partido de mañana. La calidad no se le discute, pero la actitud sí y por muchos motivos.
Y el que debe hacerlo es Pascual, aunque el técnico parece superado por las decisiones tácticas de Laso y desbordado por los acontecimientos.
            Mañana a las doce de la noche conoceremos al campeón de la Liga Endesa …¿o no? Si me tengo que apostar algo digo que sí, que el Madrid se hará con el título, pero hemos visto tantas cosas en el mundo del deporte y, sobre todo del baloncesto, que te hace pensar que el partido de mañana tendrá competencia, sólo faltaba eso. El Barça, si muere, lo hará compitiendo. No puede permitirse otra cosa.

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