Los azulgrana ganan al Caja Laboral y disputan hoy su cuarta final de Copa consecutiva / Valencia, su rival, despachó a Gran Canaria con facilidad
Se
le había enterrado poco antes de empezar la cita de Vitoria. Pero este Barça
siempre vuelve. Siempre está con los mejores porque es uno de los mejores. Nunca
hay que darle por muerto. Resucita cuando menos te lo esperas y entonces te
clava la puñalada. Por cuarto año consecutivo el equipo de Pascual está en la final
de Copa. Como si no costase, como si no hubiera esfuerzo, pero ahí está.
Fue,
además, en un ambiente hostil, con el Buesa Arena enloquecido por acompañar a
su equipo a la final para hacer bueno el factor local, pero ni por esas. El Barcelona
sabía lo que se jugaba, no valía con eliminar al Madrid en cuartos, el trabajo
debía ser más minucioso. Y ganarle al Caja Laboral una semifinal en su propia
casa era lo perfecto, claro que ahora tiene que terminar la labor ante el buen
Valencia Basket de Perasovic. Dicen algunos que es una final muy desigualada,
opinión que comparto en parte. Es favorito el Barça pero ojito.
La
semifinal entre vascos y catalanes fue tremenda, no tanto como el partido de
cuartos ante el Madrid, pero intensa hasta el límite, con más defensa, con algún
fallo más y mira que hubo el otro día, pero de baloncesto vivo, de fuerza física.
Con los vascos por delante hasta el fin del tercer cuarto pero con el Barça
demostrando estar siempre. Con una gran defensa de los locales a Pete Mickeal,
uno de los héroes del jueves, desaparecido ayer. Pero entonces apareció Navarro
(quién dudaba de que iba a aparecer) con sus 20 puntos y dejando heladas las
opciones de Baskonia.
Fue
una primera parte de sensaciones, con los de Tabak marchándose 16-7 en un
primer parcial esperanzador pero tempranero. Reaccionó el Barça que se puso por
delante pero los arrestos locales dejaron el 39-35 antes del descanso. Fue una
parte con buenas cosas de Heurtel y San Emeterio. Con el descubrimiento casi
total de un buen jugador como el alemán Pieiss.
Pero
la segunda fue distinta. Mantuvo la distancia el Barcelona y al Caja Laboral se
le empezaba a notar algo de cansancio, extraño porque el cuarto de final
agotador lo había jugado el equipo de Pascual. Aún así ventaja vitoriana 57-55.
Pero en el último cuarto al equipo local se le fundieron los plomos. La buena
selección de tiro culé, unido a una gran defensa y a una precipitación extrema
de los de Tabak hicieron posible un parcial de 0-14. en los primeros cinco
minutos. Ahí se le fue la vida al Caja Laboral, hundido en la presión eterna
del anfitrión de la Copa (1 victoria en 31 años).
Aguantó
el Barça el tirón hasta el final y nunca dudó de su victoria. Ahora se las ve
esta tarde ante Valencia que ha finiquitado muy plácido a sus dos rivales hasta
ahora. Ayer despachó a Gran Canaria con una seriedad que puede llegar a asustar
al Barça en la desigualada final. Los de Perasovic son la mejor plantilla de
ese lado del cuadro llamado débil y que ha demostrado que es posible llegar a
una final de Copa sin despeinarse casi. Se cambiaría el Barça por el Valencia
en cuestión de cansancio, menor en los levantinos. Se cambiaría el Valencia por
la plantilla. Final bonita de todas maneras.
Y,
como en los últimos cuatro años, el Barça, primera vez en la historia que eso
pasa porque en la Copa es muy complicado hacer un repoker de finales
consecutivas. Pero siempre está ahí, con las pilas cargadas, con la sensación
de que, aunque le entierren, siempre vive. Por Navarro, por Mickeal, por Tomic
o por Pascual pero siempre está. Enfrente el Valencia que ha estado en dos
finales de Copa. Ganó en 1998 con Nacho Rodilla como MVP, perdió la de 2006, la
última que jugó. Hoy intentará cambiar la historia pero será difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario