jueves, 7 de febrero de 2013

La previa de la Copa


FIRMA INVITADA

FRAN GUILLÉN

Empresa difícil jugar a los adivinos en una Copa del Rey en la que todo lo que no sea apostar a que el Real Madrid va a ganar, arrasar incluso, se antoja casi una osadía. El desafío es descubrir si hay vida más allá de la apisonadora que conduce Pablo Laso.
Tres factores son los que han de avivar la esperanza de los rivales: el hecho de que los blancos abren la competición precisamente contra el único equipo que les ha inquietado esta temporada dentro de nuestras fronteras, el factor de jugar en un territorio excesivamente comanche y el carácter de competición con un punto suicida de esta Copa, donde ya no un mal día, sino un mal cuarto, te empuja al precipicio.
En el análisis sosegado, el Real Madrid lo tiene todo: una plantilla completa y rebosante de soluciones en la rotación y un punto de autoconfianza, de sentirse intocables, que ha hecho crecer exponencialmente el nivel de varios de sus puntales. El pensar que ciertos componentes del vestuario merengue, como Llull o Sergio Rodríguez, llegan a Vitoria en el cénit de juego de sus carreras es inevitable. Por si esto fuera poco, el ‘run & gun’ de Laso parece haber fraguado. Demasiados planetas se tienen que alinear para que alguien sea capaz de tumbar al Real Madrid, indiscutible cabeza de serie número uno del torneo.  
El ramillete de aspirantes parece encabezado por un Caja Laboral que cuenta con dos grandes razones para soñar: su público y su entrenador, que se subió a la ola de las victorias nada más aceptar el desafío baskonista, desatando una inercia ganadora que ha vuelto a propiciar que el personal se ponga firme cuando piensa en el equipo vitoriano.
Quizá en ese mismo peldaño se encuentre el Regal Barça, al que nadie se atreve a sentenciar pese a que su primer cruce le haga parecer carne de cañón. Lesiones y momentos de forma aparte, cuenta con un puñado de jugadores aún dominantes en un marco de máxima exigencia.
En el escalón de los que aguardan a rebufo de los grandes están Valencia Basket, Uxue Bilbao Basket y Asefa Estudiantes. Los primeros son quizá la mejor plantilla fuera de las ‘powerhouses’ de la Liga Endesa, los segundos cuentan con la dulce locura de Kostas Vasileiadis y los terceros detentan la calidad de equipo incómodo por excelencia: un día inspirado de los del Ramiro les convierte en una bomba capaz de explotarle en las manos a cualquier grande. Quizá habría que incluir en esta consideración al Herbalife Gran Canaria, pero los de Pedro Martínez son un equipo diesel, poco copero, tendente a no cumplir las expectativas en torneos tan fugaces y mucho más cómodo en competiciones de  largo recorrido.
Resta, por último, el CAI Zaragoza, teórico convidado de piedra. Un mortífero debut hace que los muchachos de José Luis Abós no merezcan la consideración de casi nadie. Ojo a las muñecas de Rudez y Roll y al salto cualitativo de Henk Norel en su papel de jugador de referencia, en cualquier caso.

* FRAN GUILLÉN ES PERIODISTA

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