Y
a las primeras de cambio, las quinielas rotas, los pronósticos destrozados tras
un partido para el recuerdo de la historia. Fue épico, sublime. Dos prórrogas y
victoria del Barça. Ese Barça que siempre vuelve, que siempre está aunque no se
le esperaba demasiado en esta cita de Vitoria. Siempre se dijo esta temporada
que el equipo que le mantuviera a los de Laso el nivel anotador, le podía
ganar. Pues ha pasado esta noche. El Madrid, roto en la decepción, la primera
de la temporada, aunque por el nivel de juego mostrado no se esperan muchas más.
Pero Laso tiene cosas que decirle a sus jugadores.
Por
ejemplo a Rudy, casi desaparecido en el partido. Incluso negado, ahogado por la
responsabilidad. Hubo momentos del partido en el que el jugador franquicia era o
Llull o Mirotic, pero no el mallorquín. Mereció un sitio en el partido Rudy
pero le costaba. Aún así, cuando hay calidad, se nota. Dos canastas suyas al
borde del final de la primera prórroga mantuvieron al Madrid en el encuentro.
Casi
nunca defrauda un clásico y menos en unos cuartos de final de Copa. Incluso en
los últimos años cuando ha habido victorias claras de uno y otro ha habido buen
espectáculo porque el equipo de turno exhibía en el pabellón un portento de
poderío físico y efectividad. Pero ya cuando el partido es igualado no hay
humano que se lo pierda. Este Madrid – Barça ganado por los catalanes a las
primeras de cambio en la Copa
ha sido un espectáculo.
No
hubo tregua desde el principio. El 0-5 inicial del Barça, la remontada del
Madrid, el 23-32 que ponía para los de Pascual la primera diferencia seria. La
gran virtud del Madrid cuando se pone a defender y sigue sabiendo atacar. El
35-34 para los blancos. El 46-49 del final de la primera parte. Un primor de
baloncesto. Incluso los árbitros se unieron al espectáculo, en la parte
negativa. La intensidad del segundo cuarto merece un monumento. Tanto como la
ineptitud de sólo ver una falta en el bando culé y 8 en el blanco. Algo no
cuadra. Como no cuadró que el Barça llevara cinco faltas en los cinco primeros
minutos del tercer cuarto. Y por ponerse algo pijoteros, las últimas acciones
del partido donde hubo diversos miedos a pitar.
Y
en la segunda parte todo siguió igual. Lorbek, Mirotic, Carroll, Mickeal, todos
acertadísimos. Un buen partido ganado también desde el banquillo por Pascual en
la guerra de ajedrez con Laso. En el tercer cuarto decidió el Barça que también
se podía jugar lento, a menos ritmo. Como si dominara el encuentro, algo
inaceptable por el rival siempre y más al empezar el partido. Algo impensable,
pero los de Pascual manejaron a su antojo ese parcial. Aún así sólo sacaron un
punto de rédito y antes de afrontar la guerra final el Barça ganaba 60-64.
La
alarma para el Barça salto a siete minutos del final con la cuarta de Mickeal
pero no saltó en el banquillo porque Pascual le mantuvo en pista. Una idea
buena pero arriesgada porque Pete es un jugador que puede estar tranquilo pero
un partido como estos… Le salió bien la jugada a Pascual y Mickeal no fue
eliminado, aguantó. Como aguantaron los dos, épicos en un final de infarto. Con
empate en el marcador gracias a que el Madrid remó a contracorriente, Tomic,
casi en lo único que hizo mal en el partido (20 puntos, 9 rebotes) lanza
precipitado y falla y Llull no acierta con la defensa en zona de Pascual.
Prórroga
Y
luego en el tiempo extra seis arriba el Barça, a dos y medio del final con
canasta de Marcelinho. Partido casi ganado, pero el Madrid remonta y se pone
arriba en un minuto y cuarenta segundos. Con 50 por jugar el Barça falla la
canasta que le aparta casi definitivamente de la final, pero aún quedaba la
bala del milagro. Con tres arriba para el Madrid con cinco segundos por jugar,
Lorbek recibe falta, anota el primer tiro, falla el segundo en una jugada muy
abrupta (quizá ilegal), Tomic coge el rebote y con décimas en el marcador
Erazem vuelve a dar oxígeno al Barcelona. Empate milagroso. Tremendo.
Y
para la segunda prórroga algo más cerebral. El Barça manejó demasiado bien para
los intereses blancos el encuentro. Estas cosas da la sensación de que pueden
ser los únicos flecos que le quedan a Laso por cubrir. Pero pueden ser muy
importantes de cara a lo que resta de temporada. Fue el equipo de Pascual mejor
cuando había que serlo, más tranquilo. A pesar de todo el Madrid estuvo siempre
en el partido gracias a los triples de Llull con dos en el último minuto (17
intentados, récord en la Copa ,
con cinco aciertos) c, incluso con uno abajo (101-102) tuvo Hettsheimer la
oportunidad para ganar pero falló. A tres segundos Marcelinho anotó dos tiros
libres para situarse 108-111. Fue muy largo el triple de Llull para empatar,
demasiado para otro milagro. Ese nunca llegó para el Madrid. Y quizá,
analizando el partido, sean demasiados 38 triples intentados. Diez tiros libres
fallados de 26 intentados. Son valoraciones que hará Laso, pero seguro que
estarán en su agenda
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