martes, 12 de agosto de 2008

Cómo sobrevivir a una emboscada


ESPAÑA 85 - CHINA 75


España jugó con fuego y no se quemó de milagro. Los tres primeros cuartos fueron dignos de una explicación por parte de cada uno de los jugadores de la selección y por parte del seleccionador. No se puede jugar así al baloncesto, sin ningún pase en condiciones, anotando con lanzamientos muy forzados, fallando casi todo, y permitiendo que China se lo creyera. Hasta tal punto que a cinco minutos del final del tercer cuarto los locales ganaban por quince (52-37) y justo cuando quedaba un cuarto para el final dominaban de catorce (61-47).
Ahí espabiló España porque apretó lo dientes, supo que era obligatorio ganar este partido y les entró de golpe la sensación y la certeza de que son infinitamente mejor que esta China. No podía ceder ante una voluntariosa y muy efectiva rival, pero muy por debajo del nivel español. España sobrevivió al partido gracias a la intensidad defensiva y que Gasol anotó 17 puntos en los últimos quince minutos (los diez del cuarto y la prórroga). Porqué sí. Hubo prórroga. La remontada no fue suficiente e hicieron falta cinco minutos extra. Ahí China ya había dimitido del partido.
Pero hasta ese momento el encuentro fue raro. Sólo así se puede explicar la falta de intensidad que mostró España en los primeros treinta minutos del match. Sólo se salvó el primero donde la selección dominaba 18-20, pero donde ya había mostrado un bloqueo mental. Un contragolpe de Rudy había puesto a los nuestros seis arriba, pero la diferencia se esfumó en dos jugadas chinas. Aito sabía entonces que esto no iba a ser un trámite.
Y se demostró en el segundo cuarto. China se lo empieza a creer y toma la primera ventaja en el partido (21-20). Luego se lo sigue creyendo y llega hasta el 26-21. Fueron justo los momentos en los que Rudy y Gasol habían descansado. Fueron diez minutos. Quizá demasiados para todos los presentes. Quizá no para Aito. El caso es que nadie ofrecía garantías a España. Ni siquiera la solidez habitual de Calderón era en este partido visible. Nadie estaba. Nadie ayudaba. Se perdían balones innecesarios, se buscaban acciones complicadas siempre. China no es tonta y con una dosis de acierto desde el perímetro endosa a España un parcial de 7-0 que pone un inquietante 41-30 al borde del descanso. España no sabe reaccionar y pierde varios balones, pero llega a la mitad del match con el encuentro a la vista, aunque con sensaciones raras (46-37). En la última jugada del segundo periodo, Carlos Jiménez intenta taponar a un jugador chino, pero se cae y se golpea en la cabeza. No volvería a jugar en todo el partido y, tal y como comenzó la segunda parte, podría tornarse definitivo.
Aito les debió leer la cartilla en el descanso, pero los jugadores decidieron que el desenlace del partido podría esperar al último cuarto. Porque en el tercero nada se supo de España. Una España pobre, raquítica, concediendo demasiadas facilidades. Rara España vista la preparación y vistos los más de 40 partidos desde el Europeo 2005. En ninguno de ellos había llegado a perder de quince. Esa diferencia la consigue China con un gran triple de Liu Wei, un base en estado permanente de acierto, al menos en estos dos partidos. Ahí vio Aito que el partido se le escapaba. Ahí le temblaron las piernas a todo el combinado. 61-47 al fin del cuarto.
Pero cuando parecía todo perdido España hace en el último periodo lo que debería haber hecho antes. El partido estaría resuelto y sin complicaciones, pero ayer había que sudar. China anota un triple que parece cortar la mini reacción hispana (64-51), pero resucitó Rudy, Gasol, Felipe, Navarro y un gran Ricky, sobre todo en defensa. España hace lo más difícil, ponerse a tres (64-61), pero China anota un triple tras pérdida que pone el nudo en la garganta. 68-61.
Fue ahí donde salíó el coraje español. A falta de dos minutos y medio, Rudy anota el 68-67, fruto de la furia española y de la fuerte defensa. El miedo chino a ganar se empezaba a notar. Wang anota el 70-67 para desespero de Aito porque la jugada estaba excepcionalmente defendida. Quedaba poco más de un minuto para el final y España jugaba para empatar. Es ahí cuando se empiezan a notar algunos ramalazos arbitrales. Con cinco segundos de posesión y después de un pie chino (que debería haber devuelto la cuenta de posesión a 24 segundos) Aito pide un tiempo muerto para diseñar un triple. El elegido era Navarro que ejecuta con precisión. 70-70.
Los nervios se apoderaron de los dos equipos. China falla y España tiene la jugada para ganar pero también la desaprovecha. A 30 segundos del final, Wang anota el 72-70 y toda España tiembla. Pero Marc Gasol anota a19 segundos después de un tiro muy forzado pero con falta de Yao. Como era la quinta, los árbitros se tragan el pito. China tiene la última para ganar y los árbitros parecían dispuesto a ello. Ricky roba un balón limpiamente pero el trío principal pita falta. Al no haber bonus en ningún equipo, China vuelve a sacar de banda, pero Yao pierde el balón. España tiene seis segundos, pero Ricky fuerza una penetración sin canasta. Prórroga.
No era mala la idea de jugar cinco minutos más contra China. España, que viene desde atrás, aprovecha el empanamiento oriental para anotar rápido dos canastas (72-76). Ya teníamos la prórroga donde queríamos y más, con la quinta de Yao (era como para no pitarla, hubiera sido el colmo). Partido nuestro. Pronto un 75-81 y luego el definitivo 75-85. Tinta china y nunca mejor dicho tuvo que sudar España. Dos victorias. El basket se iguala. No conviene confiarse, sobre todo, no conviene ir de sobrado. Ante todo, humildad.

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