martes, 11 de agosto de 2009

Hasta siempre, tocayo



Desde la madrugada del sábado al domingo no reacciono. No puedo admitir la muerte de un chaval como Dani Jarque y me planteo traspasar de campo y cambiar la pista por el césped. Este blog dedicado a la canasta cruza el umbral del sentido cómún para reflejar una muerte absurda e incomprensible que a mí me ha tocado.
No conocía personalmente a Dani, pero sí que le entrevisté varias veces en City Fm Radio. Era encantador. De esas personas que se ponen siempre al teléfono y no utilizan la típica muletilla "consulta al jefe de prensa si puedo hacer la entrevista". Este tio era un encanto y siempre se ponía al otro lado del teléfono. De hecho se convirtió en una época en un protagonista asíduo en los programas de la citada emisora. Bromeábamos con eso. Mis compañeros por entonces Alberto Vargas, Arancha Diaz y Ángel Rubiano también lo recordarán y todos en la redacción flipábamos con la amabilidad de un tío que estaba a kilómetros de distancia y que no tenía por qué ser tan habitual en una emisora eminentemente madrileña. Pero lo era.
Incluso cuando ganó la Copa en el Bernabeu ante el Zaragoza, entró con nosotros. Estaba feliz. Como lo estaba ahora, tres años después, cuando habían decidido sus compañeros hacerle capitán del Espanyol. Tamudo había rechazado ese honor por dejar paso a la nueva ola y Jarque había sido el elegido. Estaba feliz porque el domingo 2 de agosto había estrenado el campo nuevo del equipo perico, en Cornellá. Habían ganado 3-0 al Liverpool y le había dicho a su amigo Riera que estaba tremendo de forma, mejor que nunca y que la felicidad reinaba en su vida, porque en septiembre iba a nacer Martina, su hija. Esa niña no conocerá a su padre pero ya se encargarán de decirle poco a poco quién fue y qué representaba.
Y aqui´estoy, a punto de irme de vacaciones dos semanas pero sin poder quitarme de la cabeza a mi tocayo. No sé, serán esas cosas que te pasan a menudo. No conoces a alguien pero te ha calado por su forma de ser, que sólo has atisbado en tres conversaciones telefónicas. Pero así es esto, ¿no? A mí, Jarque me destilaba buen rollo. Y creo que no me equivoco al afirmar que era buena persona.
La que sí que lo sabrá es Sandra Moya, compañera de RKB Barcelona, que me había comentado en una ocasión que sí, que efectivamente, que Dani era la leche. Un pedazo de persona. Ella habrá tenido un vuelco emocional en su descanso veraniego porque conocía al jugador y, como gran seguidora del Espanyol, le había tratado todos los días de todo el año. Eso suele convertirse en afecto. Ahora me acuerdo de Sandra y creo que a partir de ahora, y aunque la vida sigue, las llamadas vespertinas para que haga mi colaboración habitual en la radio, tendrán otro tono de voz.
Volveremos al basket en los próximos días aunque me apetecía y creo que estaba obligado a hacer este parentesis. Se ha ido un deportista. La muerte no entiende de deportes ni de humanidad y me permite trasladarme de acera cuando sucede algo así. No sé qué decir y ya han pasado cuatro días. Pero es que cuando leo algo sobre esto se me sigue encogiendo el corazón, Como se me encoge al pensar en Yesica, la mujer del futbolista, en los padres y como se me encogió ayer al escuchar a Mágico Diaz, ex futbolista y representante del fallecido, dar el comunicado de agradecimiento a la prensa. Descansa en paz, tocayo.

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