Temíamos
que la preparación hubiera sido escasa, floja, que los rivales no hubieran sido
de enjundia. Que todo se fuera al limbo a las primeras de cambio, que las
sensaciones fueran malas para iniciar el campeonato. Todos los temores se
volvieron realidad bruscamente en la tarde de este sábado algo desesperante
para el baloncesto nacional. Serbia nos da el primer aviso con una derrota
dura, de las que se encajan deportivamente, pero que se digieren lentamente. Esto
va a ser muy complicado.
Es verdad que no ha acabado nada, que
la selección está intacta en su moral, intacta en los sueños de medalla y de
Juegos Olímpicos. Es verdad que empezar ante la subcampeona del mundo no es fácil.
Serbia ganó bien, ametralló a España desde el exterior cuando había que
hacerlo, disparó cuando el rival es más débil. Por eso, tras un primer cuarto
de dominio español y un segundo de dominio serbio, se llegó al descanso con
36-34 tras canasta de Llull. Pero los de Djordjevic ya habían demostrado que
son una pesadilla desde la zona de tres puntos. Nedovic había anotado dos
triples consecutivos para empatar el partido, cuando España campaba a sus
anchas por la pista, 23-11, 27-20, 34-26, gracias a un majestuoso Felipe Reyes,
12 puntos en la primera parte.
El tercer cuarto fue el decisivo. Anotó
Mirotic para poner a España cuatro arriba (43-39). Desde ese momento y hasta el
fin del cuarto, 9-23 para los balcánicos. Fomentado ese vendaval en dos triples
de Bjeliça, enorme en todas las facetas, la dirección de Teodosic y la defensa
salvaje ordenada por Sasha desde el banquillo. Enfrente una España desconocida,
con una defensa de juguete, sin tiro exterior (sólo tres triples, los tres de Ribas, espléndido), sin
dirección, sin ideas en muchos momentos.
Ese cuarto minó la esperanza de
victoria pero España vendió muy cara la derrota. Pau Gasol acertó en tres
acciones seguidas, para arrimar al combinado nacional. 56-62, 60-63, 70-71 a
1.14. Fue entonces cuando España se conjuró para una acción defensiva
demoledora, pero no contaba con un triple de siete metros y medio de Bjeliça,
que entró como un cuchillo en la cesta española. 70-74. Los nervios, un mail
tiro y otro triple serbio. Fin de la historia.
Ahora es cuando no hay que
desesperarse. Acostumbrados siempre a buscar culpables tras una derrota o a ser
demasiado optimistas tras un triunfo. España hizo cosas mal, muchas. Quizá la más
importante la rotación, que es de siete jugadores en este equipo por lo
demostrado en este primer lance. Pocas opciones para Claver, Hernangomez,
Aguilar, Vives, San Emeterio. Esto es largo y Scariolo deberá rotar más si lo
desea.
En este grupo donde nada se ha logrado
y nada se ha perdido, donde Alemania sufrió para ganar a Islandia y Turquía
(rival hoy, 21..00 h, Cuatro) ganó a Italia. En un Europeo donde Francia
necesitó prórroga para ganar a Finlandia, donde Rusia perdió ante Israel, donde
Lituania ganó por uno a Ucrania. Esto es el basket europeo, imprevisible. Empezar
mal no gusta a nadie pero siempre hay margen. Igual que se empezó perdiendo ante Serbia en 2009 en Polonia y se acabó logrando el oro. Esto dura dos semanas.
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