viernes, 5 de junio de 2009

Los Lakers marcan su territorio


Arrasan a Orlando en el primer partido de la NBA, gracias a los 40 puntos de Bryant y a la inexperiencia de todos sus rivales, novatos en una final

Si se repite el partido de anoche, no habrá final de la NBA. Lo que sucede es que es altamente improbable que eso pase porque se le presupone a Orlando Magic una decisión necesaria de cambiar el registro si quiere hacer algo en esta serie. Si no, imposible. Porque imposible es que el equipo de Florida gane un partido en el Staples si contínúa con esa caraja, pero difícil será también que se impongan en alguno de la final.
Howard estuvo sólo correcto porque anotó 12 puntos y capturo 15 rebotes, pero no le secundó nadie. Muchas rotaciones en el equipo visitante que acabaron por desconcertar a todos. Incluso Van Gundy se sacó de la manga la aparición en la final de Jameer Nelson, cuatro meses después de su lesión. Muchos tiros de hombres que no están para esas lides, y pocos para los que están por la labor de anotar. Impropia la actuación de Rashard Lewis, Turkoglu y de Alston. Pero más que por la pobreza en su juego, destaca la poca cantidad de tiros que intentaron los tres (apenas quince entre el trío).
Con esas directrices vale la pena para Orlando que el segundo partido sea el domingo. Dos días completos para descansar y cambiar el aire de esta final que se tiñe de amarillo tras el primer envite. Algo de charla de Van Gundy con sus pupilos si no quieren los Magic aparecer como lo hicieron en la primera final, hace ahora catorce años, y donde perdieron 4-0.
Los Lakers marcaron su territorio en este primer partido. Lo hicieron con unos portentosos segundo y tercer cuarto (56 puntos en los dos) y con unos decentes tirando a buenos primero y último. Y eso que al principio del partido Orlando estaba cómodo, con gran dirección de Rafer Alston y encontrando buenas defensas para Bryant y para Gasol. Y eso que los Lakers sólo le dieron un balón a Pau en el poste bajo en los primeros quince minutos de partido. Fue ahí, con un triple de Lewis cuano Orlando se puso 28-33. Pero sólo era un espejismo. El equipo de Phil Jackson tuvo en Bryant (40 puntos al final, 16 en el segundo cuarto) a su valuarte. Parcial de 14-0 para poner un 42-33 de seguridad. Al final del cuarto, doce arriba, a mediados del tercero, veinte por encima. Y Orlando murió de golpe. Firmando un parcial en contra en dieciocho minutos de 22- 51. Para llorar.
Y en eso estaban los Lakers cuando casi sin querer se les apareció la sentencia. Con un extraordinario Bryant que derribó él sólo todo el castillo de Orlando. Parece que la fortaleza de los de Florida es muy débil y eso es como construir una casa de paja en pleno huracán. Nada salvará a los del Este de no potenciar más el tiro exterior y, sobre todo, una mayor aportación de su estrella Howard, ayer brillantemente defendido por Pau en fases vitales del encuentro. Tampoco debería pasarles por alto que la defensa a Kobe debe ser más intensa. No ya satisfactoria porque contamos con la grandeza del alero amarillo. Pero si con la dureza y la seriedad que merece una final de la NBA.
No necesitarán más loa angelinos si quieren ganar el anillo. Les valdrá con repetir en los siguientes partidos no ya el acierto sino la intensidad con la que encararon este. Es un equipo con hambre, siete años sin probar lo que es el sabor del campeón y con dos finales perdidas traumáticas por el camino. En eso están los Lakers preparados ya para el asalto del domingo, muy importante en toda final. Si vas con 2-0 a cancha contraria la presión matará seguramente al grupo de Van Gundy, pero una victoria foránea en el Staples volverá a abrillantar la final. Para eso, los jugadores deben asimilar que están jugando por primera vez en sus vidas estos partidos (todos los chicos de Orlando debutan en una serie final). No es fácil.

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