lunes, 8 de junio de 2009

Orlando perdona; los Lakers dominan 2-0


Mejoró Orlando Magic. Era una de las premisas por la cual rezábamos todos para que hubiera final hasta dentro de semana y media. Lo hizo con tesón, con esfuerzo, mirando el aro más veces de las que lo hizo en el primer partido. Mejoró la constancia de un bloque dominado por un entrenador que todavía no sabe si ha llegado a una Final o está jugando unas pachangas con los amigos del barrio. A pesar del inquilino en el banquillo azulón, Van Gundy, los de Florida tuvieron más acierto, mejoraron algo en la defensa a Bryant. La pesadilla para el equipo visitante es que, a pesar de todo, perdieron y la final se encarrila para un anillo amarillo. 2-0 y ahora viaje a la tierra de los parques de atracciones. A la tierra en donde debe igualarse un poco la serie, pero hay ciertas reticencias, claras y obvias, para pensar en que la final volverá a Los Angeles el próximo martes día 16.
Fue un encuentro igualado con máximas diferencias que parecían mínimas. Seis puntos a favor de Lakers y tres a favor de Orlando. Un encuentro emocionante lleno de pasión, la que no hubo el jueves, la que no existió en las últimas victorias de Lakers sobre Denver en la final del Oeste. Volvió la emoción de las grandes citas y en esa tesitura, el equipo de Gasol se mueve a las mil maravillas.
Otra vez el trío de oro de los Lakers por encima de los 18 puntos. 27 Bryant, 24 Gasol, con diez rebotes y 18 Odom. 69 puntos de los 101 finales. Bendito trío. Porque si siguen así, no hará falta más para que los Lakers ganen la NBA. Y eso, ante un equipo, Orlando, que parecía otro en el día de ayer. Más defensa, más acierto (Lewis, 34 puntos, colosal). Más tiros de Howard (sólo hizo tres en la primera cita, presa de una defensa majestuosa de Gasol). A pesar de todo, derrota para los Magic y algo que empieza a ser preocupante. Gasol ya ha aprendido a defender a la estrella contraria. Y lo hace muy bien, casi sin fallo alguno.
Pero también hay que mirar al banquillo en esta ocasión para intentar entender la derrota de Orlando. Un desquiciado Van Gundy se está liando demasiado en esta final. O no cuento con este jugador, o con este otro, o con el de más allá, o con ninguno de los tres. Eso hizo con tres nombres ilustres este año para los Magic (Lee, Alston y Nelson). En un momento del partido, ninguno le dio lo que él quería y puso a Turkoglu a jugar de base. Algo no debió ver el técnico o algo no debió salir, porque no funcionó de ninguna manera. La final se finiquitará antes de tiempo como Van Gundy no resuelva los jeroglíficos tácticos que él mismo ha introducido al equipo. Lo malo que el siguiente partido es mañana.
Porque los Magic tuvieron bola de partido pero fue Courney Lee el que se jugó la canasta final con Turkoglu, Lewis y Alston en mejor posición. Fallo. Luego Bryant fue víctima de un tapón a un segundo del final y Lee, de nuevo, tuvo la bola para marcharse a Florida con 1-1. El alley-hoop de Turkoglu hacia el escolta no entró de milagro. Prórroga.
Y en el tiempo extra se vino abajo Orlando. Eso sí, vendiendo cara su derrota. Porque tuvo un tiro a 2.30 del final muy bien jugado para un triple sólo de Reedick, que el rookie falló. Pudo ser el partido, pero supuso la vida para los locales, que ya no la desaprovecharon. Poco a poco utilizaron a la perfección el ambiente que en los minutos finales se produce en el Staples. Una canasta de Bryant y un dos más uno de Gasol hicieron trizas el partido. De nada sirvió un triple de Lewis que dio algo de vida al equipo derrotado. Pero ya había firmado Orlando una derrota que le puede costar la final.
Los tres partidos seguidos, si los hay, en Florida servirán para ver el poder de reacción de este equipo. Hace tres años, sus vecinos de Miami también llegaron de Dallas con un 2-0 en contra, única vez que se ha remontado este tanteo en una final. Fue Miami el segundo local en la historia en ganar los tres partidos seguidos, tras los Pistons en 2004. Esperanzas hay pocas, pero hay alguna. No se bajan, de todas formas, los Lakers de ese favoritismo que se ha agigantado tras la disputa de los dos primeros partidos. Es cuestión de lógica y de plantilla.

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