Lituania se deja ir en la segunda parte por la conveniencia de evitar a EEUU / Excelente imagen de la selección, a ratos, insuperable
ESPAÑA 109 - 59 LITUANIA
Ha tardado
cinco días más de lo previsto en llegar a Rio, pero ya está aquí. La selección
española de baloncesto se presentó en el momento que más hacía falta y no falló
a la cita. Dio el golpe en la mesa necesario, y le hizo ver al mundo que es la
actual campeona de Europa. España sigue viva y mañana ante Argentina, en caso
de victoria, se colocará segunda de grupo, algo impensable hace apenas dos días.
Es verdad que
la victoria de ayer fue excesiva, nunca habrá 50 puntos de ventaja entre España
y Lituania. Los hubo por la relajación rival (perdiendo nunca serán segundos o
cuartos, o sea, en cristiano, evitarán a EEUU hasta la posible final) y los
hubo porque la selección hizo las cosas de manera sublime. Pero no habría que
contar mucho con una segunda parte fantasma en la que desapareció Lituania y le
sirvió a España para ensayar sus cosas. Nunca viene mal.
Comenzó el
partido el bloque de Scariolo concienciado. Enseguida ventajas claras (10-2,
16-7, 26-11 al final del primer parcial). Entendió bien la selección que esto
era vida o muerte, quedarte o marcharte y no hubo bromas. Ricky descubrió el
cielo, Felipe estaba en todo, Mirotic, Gasol, Llull. Hasta Claver y Willy Hernangomez
tuvieron minutos interesantes. España aborta un intento de remontada rival
(27-17) para dejar el partido sentenciado al borde del descanso (48-29). No
hubo más historia.
Lituania entró
entonces en el cálculo más que en el juego, algo extraño, innecesario a veces y
fuera de todo espíritu olímpico. Eso da igual porque las medallas se consiguen
también de esta manera pero, quizá, la imagen de una selección que tiene en sus
filas a Kalnietis, Seibutis, Kuzminskas, Jankunas, Maciulis, Javtokas y
Valenciunas, no debe dejarse ir de esa manera. Y menos perder de cincuenta
puntos.
La segunda
parte del encuentro sirvió para divertirse. El espectador lo agradeció, pero
Lituania bajó los brazos de manera escandalosa. No debe servir, por eso, para
sacar una conclusión arrolladora. España jugó de vicio, como nunca en estos
Juegos, pero Argentina nos hará sufrir, y mucho. La albiceleste había puesto
contra las cuerdas a la Brasil de Magnano un poco antes y se había asegurado el
pase a cuartos. Nada les va en el envite mañana o quizá mucho porque querrán
evitar a toda costa a los norteamericanos, algo que lograrán, seguro, si nos
ganan.
En esa segunda
parte del partido se gustó Ricky, por fin dentro de este grupo, a tope. Se gustó
Rudy con acciones fantásticas, dirigió bien Chacho y estuvo activo Hernangómez.
Para analizar, sin embargo el papel intrascendente de Alex Abrines en esta
selección. Ayer ni un minuto sobre la cancha, algo que ya es habitual.
Para la jornada
final todo se ha convulsionado tras la victoria de Nigeria ante Croacia a última
hora. España, si gana, siempre será segunda de grupo. Si pierde estará fuera a
no ser que Nigeria le gane a Brasil que, en ese caso, nos daría la opción de ser
terceros. Las cábalas son infinitas en una última jornada en la que, por
ejemplo, Lituania tendría ya el billete como primera si hubiera ganado ayer.
Hoy se decide
el otro grupo con la única pregunta de si Serbia, que el otro día estuvo a un
triple de amargar a EEUU (falló Bogdanovic, sólo, en el último segundo) pasará
a cuartos. Para ello sólo debe ganar a China en le última jornada. EEUU será
primero, si no hay susto ante Francia, Australia será segunda y los galos
terceros y, por tanto, nuestro rival en cuartos si vencemos a Argentina. Eso
será otro cantar, mañana a las 0.00 h (la 1). Tenemos que seguir demostrando
las cosas que anoche hicimos bien. Es el único camino. Defender para ser
grandes. La clave del baloncesto moderno.
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