España pierde ante Brasil y deberá ganar los tres partidos para asegurar su pase a cuartos / El mal estado de Ricky Rubio preocupa en los nuestros
ESPAÑA 65 - 66 BRASIL
Cogió Llull la
responsabilidad, como en otras ocasiones. Está acostumbrado a esa presión y
Scariolo diseñó una jugada para el de Mahón, con cinco segundos por jugar y
todo el abismo por delante. España había defendido bien el ataque brasileño,
falló Marcelinho pero Mirotic perdió la pista de Marquinhos, que palmeó fácil
para poner un punto arriba a los cariocas. Llull acepta bien siempre la presión
pero el tiro que eligió tras penetración fue horrible. España se asoma al
precipicio y es peligroso andar siempre en el alambre. Porque puedes sobrevivir,
pero lo más probable es que mueras en el intento.
Porque la
selección despachó en el Carioca Arena uno de los peores partidos que se
recuerdan. Quizá en la era Scariolo, el peor. Fue a remolque siempre de una
selección brasileña, bien es cierto que local y apoyada por sus aficionados,
pero con bajas sensibles que deben hacerla algo vulnerable. Pero los nuestros
no han aterrizado todavía en Rio, presos de un nerviosismo inusual y de una
histeria que les puede colocar en casa antes de tiempo. Para empezar ya les ha
situado en una posición muy incómoda. En el horizonte, EEUU si eres cuarta,
ahora lo más probable, pero siendo realistas no debe importar porque en juego
está aún la clasificación a cuartos de final.
Dijo Scariolo
al final del encuentro que “nos está pesando la precipitación, tiene que llegar
la tranquilidad, si no, estamos muertos”. Y es verdad porque sólo se puede
entender así algunas fases de los partidos de España en estos Juegos. Eso y
cosas incomprensibles que suelen aparecer en determinados momentos porque el
baloncesto, como otros deportes, no es matemática pura. Si no, todo estaría
inventado. No es normal que Gasol falle en el último cuarto dos tiros de media
distancia desde la personal, cómodos, ni tres tiros libres (dos seguidos, básicos).
No es normal que se pierdan balones en zona de pase, no entra dentro de la
lógica que en el primer tiempo se fallen tiros librados tan fáciles. Pero esto
es deporte y todo es imprevisible.
No entró
España hasta el último cuarto en el encuentro, manejando la situación de forma
desesperada, concediendo a Brasil penetraciones fáciles. 16-8 mediado el primer
cuarto, 18-13 al final, sin defender, fallando lo indecible, con posesiones
largas sin intención visible. Brasil nos regalaba todo lo posible en un
descontrol de partido que nadie parecía querer controlar. Con el desastre de
primer tiempo, sólo tres abajo (34-31).
Salió España
en la reanudación con otra caraja de impresión. Cediendo puntos fáciles, sin
defensa. Mal Rudy, mal Felipe, mal Ricky, en un estado depresivo absoluto,
incapaz de crear nada y con tres personales nada más iniciar el tercer periodo.
No se encuentra bien el del Masnou por las causas de todos conocidas. El
fallecimiento de su madre le hundió, lejos en EEUU sin poder despedirse. Fue un
palo rotundo unido a la necesidad, parece, que tienen los Wolves de traspasarle
por la llegada de Thibodeau al banquillo. Todo esto puede hacer entender, debe
hacerlo, el estado de Ricky, pero hay que recuperarle a marchas forzadas.
Con ese
panorama se vio España nueve abajo (45-36), reaccionó con coraje y con dos
triples de Llull, pero una serie de pequeños desastres en forma de ataques
imprecisos volvieron a poner una renta peligrosa (53- 45). Bien en Brasil Marcelinho,
Nene, Marquinhos, bien Magnano en una defensa de ajustes que impidió a Gasol y
a Felipe campar a sus anchas. Mal panorama, malas vibraciones.
Pero esta
selección no se rinde nunca. No lo hará ahora cuando todo está en negro, cuando
la mente de los nuestros parece nublada. No lo hizo en el último cuarto. Se echó
Llull a las espaldas el peso de este equipo, le ayudó Gasol, bien en la zona
ante Hilario. Se acercó España, se puso por delante en un arranque de coraje.
Anotó Chacho un triple para empatar el partido y Pau nos puso en ventaja.
Entonces llegó la taquicardia como ante Croacia. Con uno arriba, Llull sólo
anota un tiro libre (65-63), España defiende intenso y hace falta sobre Nene,
mal lanzador de libres. Sólo anota uno y la selección tiene el partido en la
mano (65-64, 26 segundos por delante). Brasil hace falta sobre Gasol, pero en
una situación inesperada, nuestro pívot, la referencia, falla los dos tiros.
El resto, conocido. Una buena
defensa, un despiste, un palmeo. España pierde de nuevo en un final igualado.
El problema, quizá, es que nunca, en ninguno de los partidos debería haber
llegado a ese final de cara o cruz. Esto obliga a la selección a ganar los tres
partidos para pasar (con dos podría no tener suficiente). Lo único es que tendrá
que esperar para saber el puesto. El cuarto, es la muerte, el tercero es otra
nueva vía en esta competición tan complicada. Pero España no puede calcular, es
absurdo. Tiene que arreglar, primero, estos dos desaguisados impropios. Eso es
lo más importante y corre mucha prisa.
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