miércoles, 10 de agosto de 2016

La selección se tambalea tras otro desastre



España pierde ante Brasil y deberá ganar los tres partidos para asegurar su pase a cuartos / El mal estado de Ricky Rubio preocupa en los nuestros         

ESPAÑA 65 - 66 BRASIL

Cogió Llull la responsabilidad, como en otras ocasiones. Está acostumbrado a esa presión y Scariolo diseñó una jugada para el de Mahón, con cinco segundos por jugar y todo el abismo por delante. España había defendido bien el ataque brasileño, falló Marcelinho pero Mirotic perdió la pista de Marquinhos, que palmeó fácil para poner un punto arriba a los cariocas. Llull acepta bien siempre la presión pero el tiro que eligió tras penetración fue horrible. España se asoma al precipicio y es peligroso andar siempre en el alambre. Porque puedes sobrevivir, pero lo más probable es que mueras en el intento.
         Porque la selección despachó en el Carioca Arena uno de los peores partidos que se recuerdan. Quizá en la era Scariolo, el peor. Fue a remolque siempre de una selección brasileña, bien es cierto que local y apoyada por sus aficionados, pero con bajas sensibles que deben hacerla algo vulnerable. Pero los nuestros no han aterrizado todavía en Rio, presos de un nerviosismo inusual y de una histeria que les puede colocar en casa antes de tiempo. Para empezar ya les ha situado en una posición muy incómoda. En el horizonte, EEUU si eres cuarta, ahora lo más probable, pero siendo realistas no debe importar porque en juego está aún la clasificación a cuartos de final.
         Dijo Scariolo al final del encuentro que “nos está pesando la precipitación, tiene que llegar la tranquilidad, si no, estamos muertos”. Y es verdad porque sólo se puede entender así algunas fases de los partidos de España en estos Juegos. Eso y cosas incomprensibles que suelen aparecer en determinados momentos porque el baloncesto, como otros deportes, no es matemática pura. Si no, todo estaría inventado. No es normal que Gasol falle en el último cuarto dos tiros de media distancia desde la personal, cómodos, ni tres tiros libres (dos seguidos, básicos). No es normal que se pierdan balones en zona de pase, no entra dentro de la lógica que en el primer tiempo se fallen tiros librados tan fáciles. Pero esto es deporte y todo es imprevisible.
         No entró España hasta el último cuarto en el encuentro, manejando la situación de forma desesperada, concediendo a Brasil penetraciones fáciles. 16-8 mediado el primer cuarto, 18-13 al final, sin defender, fallando lo indecible, con posesiones largas sin intención visible. Brasil nos regalaba todo lo posible en un descontrol de partido que nadie parecía querer controlar. Con el desastre de primer tiempo, sólo tres abajo (34-31).
         Salió España en la reanudación con otra caraja de impresión. Cediendo puntos fáciles, sin defensa. Mal Rudy, mal Felipe, mal Ricky, en un estado depresivo absoluto, incapaz de crear nada y con tres personales nada más iniciar el tercer periodo. No se encuentra bien el del Masnou por las causas de todos conocidas. El fallecimiento de su madre le hundió, lejos en EEUU sin poder despedirse. Fue un palo rotundo unido a la necesidad, parece, que tienen los Wolves de traspasarle por la llegada de Thibodeau al banquillo. Todo esto puede hacer entender, debe hacerlo, el estado de Ricky, pero hay que recuperarle a marchas forzadas.
         Con ese panorama se vio España nueve abajo (45-36), reaccionó con coraje y con dos triples de Llull, pero una serie de pequeños desastres en forma de ataques imprecisos volvieron a poner una renta peligrosa (53- 45). Bien en Brasil Marcelinho, Nene, Marquinhos, bien Magnano en una defensa de ajustes que impidió a Gasol y a Felipe campar a sus anchas. Mal panorama, malas vibraciones.
         Pero esta selección no se rinde nunca. No lo hará ahora cuando todo está en negro, cuando la mente de los nuestros parece nublada. No lo hizo en el último cuarto. Se echó Llull a las espaldas el peso de este equipo, le ayudó Gasol, bien en la zona ante Hilario. Se acercó España, se puso por delante en un arranque de coraje. Anotó Chacho un triple para empatar el partido y Pau nos puso en ventaja. Entonces llegó la taquicardia como ante Croacia. Con uno arriba, Llull sólo anota un tiro libre (65-63), España defiende intenso y hace falta sobre Nene, mal lanzador de libres. Sólo anota uno y la selección tiene el partido en la mano (65-64, 26 segundos por delante). Brasil hace falta sobre Gasol, pero en una situación inesperada, nuestro pívot, la referencia, falla los dos tiros.
El resto, conocido. Una buena defensa, un despiste, un palmeo. España pierde de nuevo en un final igualado. El problema, quizá, es que nunca, en ninguno de los partidos debería haber llegado a ese final de cara o cruz. Esto obliga a la selección a ganar los tres partidos para pasar (con dos podría no tener suficiente). Lo único es que tendrá que esperar para saber el puesto. El cuarto, es la muerte, el tercero es otra nueva vía en esta competición tan complicada. Pero España no puede calcular, es absurdo. Tiene que arreglar, primero, estos dos desaguisados impropios. Eso es lo más importante y corre mucha prisa.

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