viernes, 12 de agosto de 2016

España mantiene el pulso pero sigue grave

Gana a Nigeria pero continua dejando dudas en este camino olímpico / El sábado ante Lituania se juega su futuro 

ESPAÑA 96 - 87 NIGERIA

La máquina que le ataba a la vida estaba a punto de parar, de presentar esa línea contínua que ya delata que todo está terminado. España se desenchufaba definitivamente de los Juegos tras arrastrase por el parquet en un segundo cuarto infame ante Nigeria. Presentaba casi la dimisión antes del último acto, cuando los africanos se pusieron por delante. (65-66). 

Sólo evitó el desastre un arranque de juego, de coraje y de orgullo de este bloque, indudable en su predisposición en otras competiciones. 31 puntos en el último cuarto. Enorme Navarro (tres triples), enorme Felipe, buena aportación de Chacho. España hizo en el último episodio del partido, lo mejor que se le puede pedir y dio, que es más importante, todo lo que se le debe exigir. Al final sobrevivió a la enfermedad que parecía terminal y se agarró a la vida olímpica. El pronóstico aún es grave pero la esperanza ha vuelto. No había comenzado nada mal el partido para la selección. Lo mejor de estos Juegos se había visto en el primer cuarto. España dominaba, jugaba y hasta abusaba de Nigeria. Todo salía bien, incluso Ricky (errático en el tiro, pero aportando siete puntos, sus primeros en Rio). España bordaba el baloncesto y se ganó el respeto perdido. 25-11 para casi finiquitar el envite. 

Pero con esta selección parece que, actualmente, todo se deja al azar, a la improvisación. Los de Scariolo se desconectaron y sufrieron. Tanto que empezaron a ver fantasmas en forma de jugadores nigerianos. Akognon, Ojide, Ominu. Jugadores que ametrallaban el aro hispano y mordían en defensa. Nigeria se puso por delante. Todo con sólo diez minutos por disputar. Para entonces habíamos despachado ya dos cuartos de pesadilla, impropios de una selección como esta. Fue el momento de rezar, de caminar en el alambre sin ningún colchón debajo. La selección estaba más muerta que viva, más en España que en Rio. 

Menos mal que sucedió lo del último cuarto, cuando la selección se vino arriba, se echó a las espaldas el peso de la historia. Nunca debió permitir este partido ante Nigeria, ni casi los anteriores ante Croacia y Brasil pero la realidad le ha puesto así, sin margen de error ya ante Lituania y Argentina este sábado y el lunes. Si ceden algún día, el futuro les depara el partido ante EEUU o, lo más probable, el billete anticipado de vuelta a casa. Hay que agarrarse a la esperanza, a olvidar cualquier parecido con estos partidos. Hay que jugar de otra manera porque esto no debe valer ante las dos últimas rivales. Lituania nos ha ganado los dos amistosos y es una eterna rival ultimamente (final incluida el año pasado en el Eurobasket, con triunfo español). Está invicta en estos Juegos y anoche venció a la Argentina que nos encontraremos el lunes. 

Los cálculos, que no deben hacerse en estas situaciones, son claros. A la selección no le vale ganar uno de los dos partidos, pero sí ganar los dos. Con esa tarea estaría clasificada y, lo más probable, es que sea tercera. No hay más excusas, no hay más opciones. Esta selección, de la que nunca dudamos, pero sí que nos preguntamos a veces qué le está sucediendo, tiene que dar el golpe en la mesa. El que todos esperamos. Como ese moribundo al que le han perdonado la vida. Esa es España ahora.

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